Vanesa Lio
Tesis realizada para la obtención del título de licenciada en Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales- UBA. Octubre de 2011. Acceda desde aquí.
Para citar tesis: Lio, V. (2011). “Luz, cámara, gestión”: Los sistemas de videovigilancia en municipios bonaerenses. (Tesis de grado). Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.
PRÓLOGO
Las cámaras de seguridad se extendieron por nuestras ciudades casi sin previo aviso. Firmes, inmóviles, exageradamente atentas. Las personas, en general, continuaban apegadas a su rutina y su cotidianeidad sin siquiera detenerse en el hecho de que estaban siendo miradas por alguien, en algún lugar, todo el tiempo. ¿Y por qué? ¿Por qué las cámaras no generaban un sentimiento de rechazo o incomodidad? ¿Por qué se habían incorporado con tanta rapidez y naturalidad al paisaje urbano?
Caminando por las calles céntricas de la ciudad de La Plata uno puede encontrarse, sorpresivamente, con una amplia esquina totalmente vidriada y ver, hacia adentro (como si de pronto pudiéramos espiar al interior del Gran Hermano) una serie de pantallas que concentran las imágenes captadas por los ojos electrónicos distribuidos por toda la ciudad. Esta vez, a diferencia del panóptico, los vigilados podemos ver a quien nos vigila. Y una vez más, ¿por qué? Simplemente porque necesitan recordarnos todo el tiempo que estamos siendo vigilados. Sin embargo, la gente sigue caminando, apurada, pensando en algo más y raramente se detiene.
En el municipio de Tigre las cámaras se han convertido en las grandes protagonistas de la ciudad. En todos lados, siempre presentes. O, por lo menos, eso es lo que quieren hacernos sentir. Y lo logran. Sus imágenes (ya editadas, por supuesto) circulan, están a disposición. Una vez más, alguien necesita que sepamos que nos están mirando.
Esto fue lo que me llevó a prestar más atención a estos sistemas de videovigilancia y preguntarme qué estaba sucediendo para que todos nos hubiésemos convertido, de algún modo, en amenazas potenciales para el orden público y, por lo tanto, debiésemos ser puestos bajo la lupa las veinticuatro horas del día. Tuve la sensación de que se estaba invirtiendo de a poco aquel principio jurídico penal que dice que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. De pronto, parecía que todos podíamos ser culpables.
¿Qué motivó la implementación de sistemas de monitoreo permanente con circuito cerrado de televisión en espacios públicos de las ciudades argentinas? ¿Qué tipo de lógicas están operando en los argumentos de los políticos? ¿Qué concepción de las nociones de seguridad y delincuencia subyace en las fundamentaciones de estos proyectos? ¿De qué manera se remite a estos mecanismos de control en las comunicaciones institucionales de cada municipio? ¿Cómo reproducen los medios de comunicación masiva estas situaciones? El intento por comenzar a reflexionar acerca de algunos de estos interrogantes dio origen a la presente tesina.
PRIMERA PARTE
ascensor, el cartelón del enorme rostro miraba
desde el muro. Era uno de esos dibujos
realizados de tal manera que los ojos le siguen a
uno adondequiera que esté. EL GRAN HERMANO
TE VIGILA, decían las palabras al pie”.
1984, George Orwell.
mediática como en los lineamientos programáticos de los gobiernos de turno a nivel
nacional, provincial y municipal. De hecho, como se ha mencionado, a partir de comienzos
del siglo XXI esta cuestión ocupó el primer puesto en un imaginario ranking de problemas
nacionales.
preventivo en torno a las políticas públicas de seguridad a partir de mediados de los ’90,
que, como se ha ya señalado, tuvo su máxima expresión en el Plan Nacional de Prevención
del Delito. Desarrollado desde la Subsecretaría de Política Criminal (dependiente del
entonces Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos), el plan entiende que la
seguridad es construida con la participación de toda la comunidad y con especial énfasis en
la prevención. Desde sus propios objetivos, se define que el trabajo conjunto del Gobierno
Nacional, los gobiernos provinciales y municipales apunta a la prevención de los “delitos
callejeros” y a la “disminución de la sensación de inseguridad de los habitantes”. De esta
forma, se plantea como una iniciativa orientada a la construcción de ciudades más seguras,
entendiendo el binomio seguridad/inseguridad a partir de la ausencia o la presencia de
situaciones delictivas que atentan contra los derechos del ciudadano y la propiedad privada.
Por un lado, se distingue aquí una concepción de inseguridad entendida como sensación y,
por lo tanto, se presenta como un elemento medible subjetivamente. En esta línea, las
políticas orientadas a la disminución del sentimiento de inseguridad no están dirigidas,
necesariamente, a la reducción de los niveles delictivos sino que las estrategias podrían
estar destinadas, meramente, a influir sobre la percepción que tienen las personas respecto de este problema. Y en este punto cobra especial importancia la estrategia comunicacional,
que será profundizada en los siguientes apartados de este trabajo. Por otro lado, la noción
de inseguridad que se vislumbra en el Plan Nacional de Prevención del Delito está
centralizada en la cuestión del crimen callejero, evidenciando una concepción de alcance
limitado sobre la temática, que deja de lado el resto de las inseguridades sociales.
el ámbito barrial y en el espacio público: mejoramiento de la iluminación en las calles,
recuperación de lugares públicos, reorganización de la vigilancia policial, trabajo
comunitario para mejorar el entorno barrial y organización de actividades comunitarias, por
ejemplo. Es en la línea de estas herramientas que surgen los sistemas de vigilancia y
monitoreo con circuitos cerrado de televisión en distintos puntos del país.
creación a fines de 2010 del Ministerio de Seguridad de la Nación (resultante de la división
del anterior Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos), existe una continuidad,
en algún sentido, respecto de la tendencia a promover acciones preventivas con
participación de la comunidad, lo cual queda evidenciado a partir de su propia estrategia
comunicacional que entiende a la seguridad como un derecho cuyo cumplimiento es “deber
del Estado” pero “obra de todos” (5).
Prevención y Relaciones con la Comunidad, la cual tiene entre sus objetivos, justamente, la
gestión institucional preventiva de la conflictividad y la violencia en espacios públicos, la
disuasión de las modalidades delictivas y la reducción de riesgos. Los mismos ejes temáticos
son también acercados a los municipios a través de cursos de formación, que tienden a
promover un modo de intervención local y situacional en relación a la violencia y el delito,
incentivando un rol activo del Municipio en la resolución de las problemáticas locales.
prevalencia de acciones estatales orientadas a la prevención, surgen las nuevas modalidades de vigilancia del espacio público, como herramientas para reducir al “pequeño delito
desorganizado”. En el ámbito de la Provincia de Buenos Aires se suma, además, un histórico
cuestionamiento a la policía bonaerense por su niveles de corrupción e ineficiencia. En este
sentido, los sistemas de monitoreo permanente se presentan con un doble objetivo: reducir
la sensación de inseguridad a través de la disuasión de los delitos por la mirada constante
del Estado y funcionar como una herramienta de control del accionar de la fuerza policial.
encontrado su mayor impulso a partir de la creación y puesta en marcha en abril de 2009
del Programa Integral de Protección Ciudadana, surgido de un convenio de cooperación
firmado por la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación y el Ministerio Seguridad del
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. A partir de la suscripción de convenios de
cooperación con los gobiernos locales, el programa consiste en la asignación de recursos
nacionales no reintegrables a diversos municipios bonaerenses destinados a incorporar
tecnología en materia de seguridad, dotar de mayor capacidad operativa a las fuerzas
policiales, incentivar la participación ciudadana y conformar redes para la prevención de
delitos.
que se organizaron en tres áreas delimitadas regionalmente, y a los cuales se sumaban dos
ciudades del interior de la provincia: Mar del Plata y Bahía Blanca. En febrero de 2011 se
anunció la extensión de la cobertura del programa de video seguridad, que sumaría a la red
de videovigilancia en funcionamiento en el primero, segundo y tercer cordón del
conurbano, a otras comunas del interior del territorio bonaerense, llegando el alcance del
servicio a 93 municipios provinciales. La intención del organismo es que cada distrito pueda
contar con un mínimo de diez cámaras y un centro de monitoreo.
potenciales delitos y responde a lo que desde el propio gobierno se define como “nuevo
paradigma”, con especial énfasis en la prevención del delito y planteando un modelo
“Preventivo-Proactivo” en contraposición al “Reactivo-Punitivo”.
pública, sistemas de alarmas y móviles con sistema de monitoreo satelital, todo lo cual
confluye en una sala central de monitoreo instalada en cada municipio.
focalización. Para esto, se expresa, es necesario “el compromiso y la articulación de todos
los actores representativos de la comunidad”, entre los cuales se incluye a ministerios,
municipios, entidades de bien público, asociaciones intermedias, organizaciones sociales y
educativas, buscando construir una red de cooperación entre el Gobierno y la sociedad.
Ciudadana, los recursos aplicados en territorio provincial incluyen, hasta el momento, un
total de 2.230 cámaras y 1.800 equipos de telefonía celular para la conformación de una
Red de Alerta vecinal.
anunció que el presupuesto destinado al área de seguridad se incrementaría en un 32 por
ciento, parte del cual sería utilizado para la instalación de un Centro Único de Monitoreo
(CUM) en la ciudad de La Plata, que centralizaría la información que generan las cámaras de
seguridad de todo el territorio provincial. Una iniciativa que, en principio, parece
contradictoria en función de la supuesta intención descentralizadora de la administración
del gobierno provincial. Según informaciones oficiales, en el mes de abril la sala comenzaba
a ser instalada en la sede del Ministerio de Justicia y Seguridad de la Provincia de Buenos
Aires, aunque recién fue inaugurada el 7 de octubre. En la primera etapa, la sala provincial
concentrará las imágenes de los centros de monitoreo de La Plata, Berisso y Ensenada.
posible reconocer que la colocación de cámaras de seguridad es la herramienta principal del
gobierno para la prevención del delito, que se suman al aumento de la presencia policial en
las calles y la adquisición de nuevos móviles para esta fuerza. Y esta tendencia no sólo se
comprueba en el discurso oficial, sino también en sus actos. En junio el nuevo anuncio del
gobierno provincial anticipaba que la instalación de sistemas de monitoreo por cámaras de
vigilancia llegaría a los asentamientos y barrios urbanizados.
de la ley provincial 14.172 (6) que otorga valor probatorio a los videos capturados mediantes estos dispositivos y, por otro lado, la decisión de señalizar las zonas monitoreadas con la
leyenda “Vigilando Buenos Aires”. Esto último pretende, por un lado, que el ciudadano
reconozca que el Estado está haciendo algo para protegerlo y, por otro, que el potencial
delincuente sepa que puede estar siendo observado en cualquier momento por alguien a
quien él no puede ver, respondiendo a la lógica misma del sistema panóptico.
bonaerenses deja entrever, entre otras cosas, sobre qué tipo de delitos se está haciendo
foco desde las política de seguridad. El objetivo principal de estos sistemas es “identificar las
situaciones de peligro” a partir de la “ayuda de los ojos tecnológicos” (7). Se pone la atención
en los “lugares clave”, considerados “lugares de riesgo”, para que “el Estado se anticipe
desde la prevención” con el fin de “cuidar la vida” (8). Pero aquí habría que detenerse a
analizar qué se considera una situación de peligro y dónde están los riesgos. La defensa de
una seguridad ciudadana y la prevención del delito parecen estar centrada, en los discursos
de los funcionarios provinciales, en la disminución de robos, hurtos y contravenciones en la
vía pública, dejando de lado el gran delito organizado. La tendencia a la criminalización de
situaciones consideradas “sospechosas”, como el “merodeo”, no sólo es reconocible en la
instalación de sistemas de videovigilancia sino que atraviesa las políticas en materia de
seguridad del gobierno bonaerense (9).
efectos ni ha sido utilizado de igual forma en todos los municipios de la Provincia de Buenos
Aires. De acuerdo a su nivel de desarrollo y extensión, la mayoría de las comunas
bonaerenses parecen estar en la etapa de “Difusión limitada en espacios públicos”, en la
cual se produce una migración de la videovigilancia desde el sector privado hacia la
totalidad del espacio público, centros urbanos y calles de la ciudad, como herramienta de
detección y disminución del crimen, implementado en general por las autoridades o la
policía local (Norris et al., 2004). Esta es la situación en la que se encuentra uno de los casos
de estudio que se analizan en el presente trabajo: la ciudad de La Plata. Sin embargo, claro está, los resultados de esta aplicación han sido diferentes en cada caso. El municipio de
Tigre, por su parte, parece estar avanzando hacia la etapa final, con un sistema de vigilancia
más extensivo y con una tendencia hacia la integración de todos los sistemas de CCTV
existentes en el municipio, ya sean del ámbito público o privado (Norris et al., 2004). Un
municipio menor respecto a su territorio y cantidad de habitantes, como Tigre, cuenta con
un mayor número de cámaras de vigilancia y un sistema mucho más extendido que La Plata,
capital provincial y partido que, por su relevancia y cantidad de habitantes, conforma
incluso una sección electoral independiente.
comunicacionales en ambos municipios, a fin de comparar luego las modalidades de
utilización de la videovigilancia como un dispositivo de control y, fundamentalmente, como
herramienta discursiva.
En marzo de 2008, un año antes de que viera la luz el Programa Integral de Protección
Ciudadana, Tigre inauguraba su plan municipal de monitoreo satelital y comenzaba a
posicionarse como un municipio modelo en lo que a sistemas de vigilancia con circuito
cerrado de televisión respecta. Con 500 cámaras de seguridad instaladas y la
proyección de alcanzar las 800 a fines de 2011, es el municipio más monitoreado del
país.
primer momento fue “mejorar la seguridad” a través de equipar a la policía con GPS y
comenzar a colocar cámaras de control en el municipio. Toda la información generada
por este sistema confluye en el Centro de Operaciones Tigre, que depende de la
Secretaría de Protección Ciudadana municipal y cuyo objetivo principal es “fortalecer
la prevención de delitos, accidentes de tránsito y siniestros en general”. Además, el
proyecto incluyó desde su inicio un convenio con la Universidad Tecnológica Nacional
(UTN) para realizar el desarrollo, instalación y mantenimiento de los equipos.
alcanzando una inversión total de 80 millones de pesos y cuyo mantenimiento tendrá
un costo anual estimado en 2,7 millones, según información difundida por la gestión
local. A las cámaras de vigilancia instaladas en los espacios públicos, se suman 32
móviles propios del municipio, que son conducidos por un policía retirado y uno en
actividad, y cuyo objetivo es “reforzar los patrullajes de la policía bonaerense”. Cada
uno de los vehículos cuenta con una cámara de video y dispositivos GPS destinados a
“controlar sus recorridos”. Además, 200 colectivos de líneas locales cuentan con GPS y
botones anti-pánico, que pueden ser activados por los choferes. Estos dispositivos de
emergencia fueron también instalados en 72 jardines de infantes y escuelas del
municipio.
LaPos, se lanzó el sistema Alerta Tigre, que permite conectar con el COT a las terminales de tarjeta de crédito (POS) de los comercios y transformarlas en alarmas
silenciosas ante emergencias.
participación ciudadana, el plan fue redefinido como Alerta Tigre 2.0. En consecuencia,
actualmente el sistema incluye, por un lado, el acceso de comercios, a través de los
dispositivos utilizados para compras con tarjeta de débito y crédito, que permiten
enviar al COT señales de alerta de emergencia para solicitar asistencia policial, médica,
de bomberos o de defensa civil. Por otro lado, posibilita a los vecinos contactarse de
manera directa con el COT a través de un teléfono celular o una computadora,
pudiéndose realizar denuncias vía mensaje de texto, online, por sistema WAP desde
celulares y mediante las redes sociales Twitter y Facebook. En todos los casos, es
necesaria la previa subscripción mediante la carga de un formulario de datos
personales en la página web de Alerta Tigre, la cual habilita al usuario a enviar luego
las señales de alarma en caso de ser necesario.
quienes desarrollan una tarea social y a los cuales el municipio los ha incluido
dotándolos de un equipo celular vinculado al Centro de Operaciones, a fin de que
puedan alertarlo ante urgencias. Finalmente, el municipio firmó un acuerdo con la
Cámara de Empresas de Seguridad Privada de la Provincia de Buenos Aires por medio
del cual se establece la conexión obligatoria de los 400 puntos fijos con que cuenta el
sistema de vigilancia privado, lo cual permitió integrar ambas redes y hacer confluir
todas las imágenes en el mismo centro de monitoreo.
Centro de Operaciones, a la policía y a la base de los móviles municipales, habilitando a
todos ellos a acceder a la visualización de las imágenes de las cámaras. Todo esto
confluye en el COT, en el cual trabajan, según información del municipio, 200 personas
que cubren las 24 horas del día.
en pionero en la aplicación de diversas tecnologías para el control social, a partir de la
intervención de la gestión municipal en un área que es responsabilidad del gobierno de la Provincia de Buenos Aires: “No queremos competir ni reemplazar, sino colaborar
porque la seguridad la hacemos entre todos” (10).
de observación conozca de la existencia de las cámaras, que estén atentos a que son el
foco de la mirada vigilante del Estado o la policía (Arteaga Botello, 2006). En los
sistemas privados utilizados en comercios o entidades bancarias es suficiente con un
simple cartel de aviso que indique, por ejemplo, “usted está siendo vigilado” o “sonría,
lo estamos filmando”. Ahora bien, en la vigilancia de espacios públicos esto resulta
bastante más complejo de resolver y, por lo tanto, la comunicación institucional desde
el municipio se vuelve protagonista. Es que el Estado necesita que el ciudadano tome
conciencia de su rol protector y, al mismo tiempo, reconozca que se está haciendo algo
respecto del delito. En su revisión acerca de las investigaciones realizadas sobre la
efectividad de los sistemas de CCTV como reductores del crimen, Rachel Armitage
(2002) plantea que existe muy poca evidencia de la real eficiencia de estos
mecanismos y concluye con una serie de razones supuestas que llevarían a los estados
a invertir en la videovigilancia. Una de ellas es, justamente, la necesidad política del
gobierno de ser visto por los ciudadanos en un rol activo respecto del crimen. Es que,
en realidad, el atractivo que encuentran los políticos por estos sistemas tiene menos
que ver con su efectividad en la prevención del delito que con su valor simbólico como
demostración de que existen políticas públicas orientadas a resolver este problema
(Norris et al., 2004).
política en materia de seguridad y, con estos fines, ha recurrido a diversas
herramientas comunicacionales. La Secretaría de Protección Ciudadana y el Centro de
Operaciones Tigre cuentan con un sitio web (11) propio que incluye, además de la
descripción sobre el plan de seguridad y los comunicados de prensa, una sección de noticias, algunos videos captados por el CCTV, la posibilidad de subscribirse y realizar
denuncias online. Adicionalmente, el municipio utiliza las redes sociales como principal
mecanismo de contacto con los ciudadanos, presentando a sus cuentas de Facebook y
Twitter no sólo como un canal de distribución de información sino también, como se
ha mencionado, permitiendo que se puedan emitir alertas al COT a través de estos
medios.
necesidad de realizar una registración previa, ya sea en la propia página del Facebook
o en el sitio web del COT. A estos fines, los usuarios deben completar un formulario de
registro (Figura 1), al igual que los comercios que desean subscribirse al sistema de
alerta utilizando las terminales POS (Figura 2).
que incluyen datos de carácter personal. Tanto los usuarios individuales como los
propietarios de comercios deben brindar, por ejemplo, su número de documento de
identidad, dando al municipio la posibilidad de contar con una base de datos que, de
algún modo, refleja la porción de la ciudadanía que está de acuerdo con este tipo de
políticas y que, podría inferirse, apoya a la gestión local. Sin embargo, no hay ni en las
propias redes sociales ni en la web del COT información respecto de los usuarios
registrados ni del nivel de utilización de estos mecanismos, de modo que no es posible corroborar si el mismo está funcionando, efectivamente, como una herramienta de
participación para la comunidad.
“sistema de reportes ciudadanos” para realizar denuncias mediante el ingreso de su
correo electrónico (Figura 3). Con lo cual, para dar aviso al COT ante una “emergencia”,
los damnificados tienen que haber sido lo suficientemente previsores y haber
completado el proceso de adhesión.
facilitar a los vecinos su participación en la red. Sin embargo, en los hechos, esto no
parece ser tan sencillo. Numerosas son las intervenciones en el “Muro” de Facebook
que hacen referencia a la complejidad del sistema y a las dificultades con que se
encuentran los usuarios a la hora de realizar su registro (Figura 4).
interacción real entre los usuarios y el Centro de Operaciones Tigre. A partir de una
publicación realizada por el Municipio de Tigre sobre el lanzamiento de uno de sus
programas, cuatro personas realizan comentarios no relacionados con el tema en sí
mismo sino que efectúan reclamos acerca de las dificultades en el funcionamiento del
sistema. Por un lado, la posibilidad de contacto de los ciudadanos con las instituciones
estatales mediante estas redes sociales parece simplificar los pasos y trámites
burocráticos que suelen conllevar este tipo de denuncias. Pero, por otro lado, la falta
de respuesta por parte del COT a las consultas realizadas, que puede verificarse en la
imagen, demuestra que no existe en efecto un diálogo entre ambas partes sino que
parecen sucederse una serie de mensajes unidireccionales: del COT a la comunidad al
igual que en las difusiones de prensa del municipio por otros canales y de los usuarios al COT como en los procesos de denuncia formales que no cuentan con una respuesta inmediata.
convertido, potencialmente, en una plataforma de interacción entre los ciudadanos y
sus representantes. Pero, si no es utilizada de manera eficiente, puede convertirse en
un soporte más de denuncias, reclamos y consultas.
Intendente por su labor, otros realizan denuncias en el “Muro” en tiempo real,
reclaman que el COT no ha dado respuesta ante denuncias de delitos efectuadas, que
la policía no realiza patrullajes suficientes y que existen zonas liberadas (Figura 5). El
destinatario, en algunos de los mensajes, es directamente el Intendente. En otros
casos, como en las expresiones “hagan algo” o “¿quién es responsable de esto?”, los
usuarios parecen dirigirse a quien esté del otro lado, a alguien que no pueden ver y
que no aparece como un interlocutor reconocido. Pero, una vez más, en esta serie de
intervenciones, no se produce un proceso dialógico. El COT no se hace presente ni para
agradecer las felicitaciones ni para responder a las críticas. Parece ser un mero
espectador de las intervenciones de los usuarios en su página de Facebook que, en el
mejor de los casos, puede tomar nota de los reclamos y comentarios a fin de mejorar
el funcionamiento del sistema.
sean presentadas como herramientas puestas al servicio de la participación ciudadana,
estas redes sociales funcionan, esencialmente, como canales de difusión de
información institucional. La comunidad tiene la posibilidad de hacer aparecer su voz
pero sin tener luego la certeza de que haya sido escuchada.
como en declaraciones reproducidas por los medios de comunicación masiva, es
posible reconocer una repetida alusión a la seguridad como “prioridad”, no sólo de la
gestión sino también “de la gente”. Es que, en las sociedades actuales, ya no es posible
pensar la política por fuera del problema de la inseguridad, que se ha convertido en
una condición existencial del hombre urbano (Vilker, 2009). Será la modalidad de
atención a esta problemática y la narrativa en referencia a ella lo que permitirá
reconocer una forma de concepción de la seguridad que se inscribe en la lucha política
por imponer ciertos sentidos de lo que significa estar seguros.
Protección Ciudadana, se hace hincapié en el tratamiento de este problema a través de
acciones preventivas. Esta elección, que es parte de una tendencia de la época a nivel
nacional, queda evidenciada también en las palabras del intendente: “Estamos
convencidos que para mejorar la seguridad, el secreto está en invertir en
prevención” (12). Este discurso preventivo alude a la “protección de las personas y sus
bienes” y la utilización del monitoreo permanente se presenta como pilar de la
búsqueda de “eficiencia”. En este sentido, las cámaras de seguridad aparecen como las
grandes protectoras de la ciudadanía, siendo estas herramientas de vigilancia y control
un elemento clave en la prevención del delito.
concepción de lo que implica estar “seguros” en la sociedad actual y, no sin la
colaboración de los medios, logran determinar los límites de la “normalidad”: qué es
“correcto”, qué es “sospechoso” y qué es lo “inseguro”. En este sentido, estas políticas
de control social están explícitamente destinadas a reducir los delitos contra la
propiedad, hurtos y robos callejeros, lo cual es asimilado al concepto de “inseguridad”,
relegando otro tipo de formas delictivas de mayor impacto y el resto de las
inseguridades sociales.
drogas y el alcohol como principales problemáticas, y la atención a situaciones que “alteran el orden público” demuestran que estos mecanismos se centran, al igual que
los realistas de derecha, en las “pequeñas incivilidades”. Como se plantea desde esta
escuela criminológica a la que ya se ha hecho referencia en este trabajo, si una
ventana de un edificio está rota y se deja sin reparar, el resto de las ventanas serán
rotas pronto. Una ventana sin reparar es señal de que a nadie le preocupa y, por lo
tanto, romper más ventanas no tiene costo alguno. En este sentido, la atención debe
ponerse en mantener el orden público para evitar así el surgimiento del delito. Ese es,
justamente, el rol que se les atribuye a las cámaras de seguridad.
población implica, de esta forma, una lógica “eficientista” que apunta a “resolver
delitos”13, controlar el espacio público y disminuir tasas, buscando resultados que
puedan tener un impacto a corto plazo y no atacando a las causas del problema desde
una mirada integral.
indisciplinada”, entre los que incluyen a mendigos, borrachos, adictos, adolescentes
ruidosos, prostitutas, vagabundos y personas mentalmente perturbadas (Wilson y
Kelling, 1982). “La única estrategia realmente efectiva para controlar el delito –según
esta escuela– será aquella que, en primer lugar, mantenga a los niños alejados de
convertirse en delincuentes” (Di Iulio et al., 1995). De ahí, el especial interés por
mantener bajo control a los jóvenes, también expresado de manera explícita por estos
gobiernos y reflejado en la distribución misma de las cámaras.
desviados”. Siguiendo a Becker (1963), la “desviación” es una mala acción que ha sido
etiquetada públicamente como tal como resultado de una iniciativa de alguien. “Antes
de que un acto sea visto como desviado, y antes de que ningún tipo de persona sea
etiquetada y tratada como marginal por la comisión de ese acto, alguien tiene que
haber creado la norma que establece ese comportamiento desviado” (Becker, 1963:
181). Lo que sea catalogado como desviado y, por lo tanto, requiera de mayor atención
de los operadores en los centros de monitoreo es, entonces, consecuencia de un
proceso de interacción entre las personas. Para que exista desviación es preciso que sea definida con anterioridad la norma y ésta es siempre creada y aplicada por alguien
con un interés propio. Luego, el Estado desarrolla mecanismos para responder a una
cuestión instalada en la opinión pública y sobre la que se ha logrado que la gente
sienta que hay que hacer algo al respecto. Pero, al mismo tiempo, los videos de las
cámaras de seguridad construyen a los sujetos e instalan, de algún modo, en la
sociedad las causas del miedo.
como “un derecho” y la protección ciudadana se presenta como “un valor” que
involucra “a todas las personas”(14). En este sentido, se apela a la participación activa de
la comunidad, a la cual se otorga un papel protagónico. La misma Secretaría de
Protección Ciudadana de la Municipalidad de Tigre tiene entre sus objetivos “coordinar
las relaciones entre las policías y los vecinos”. En esta línea, se introducen las distintas
tecnologías para la participación de la comunidad y se pretende mostrar una
responsabilidad compartida en la lucha contra el delito. En la descripción del Plan
Alerta del sitio web del COT se expresa: “La comunidad de Tigre ha diseñado, durante
los últimos tres años, un sistema de protección ciudadana municipal para colaborar
con el gobierno de la Provincia de Buenos Aires quien tiene bajo su responsabilidad la
seguridad de sus habitantes”(15). Se presenta aquí al gobierno municipal y a los vecinos
de Tigre como pares, ambos integrantes de esta “comunidad” creadora del plan y que
contribuye a través de sus acciones con las fuerzas policiales provinciales. El municipio
pone a disposición la red, a través de la instalación de cámaras, del centro de
monitoreo, de la provisión de operadores para el mismo, de la compra de móviles
propios para el patrullaje y de la puesta en funcionamiento de los distintos
mecanismos para realización de denuncias. Los distintos miembros de la comunidad,
por su parte, son los encargados de iniciar el flujo de información, enviando sus alertas
mediante el sistema POS en comercios, mensajes de texto desde teléfonos celulares, la
página web del COT, los botones de pánico ubicados en colectivos y escuelas, y los
2.000 vigiladores privados que se incorporaron al sistema. Sin embargo, está claro que no existe tal paridad, tanto por los roles cumplidos por cada uno de los integrantes de
este plan como por las diferencias en las posibilidades de acceso a la información. A
pesar de que los ciudadanos quieran ser mostrados como vigiladores o garantes de
esta seguridad pública a partir de su utilización de ciertos dispositivos de control, lo
cierto es que todos ellos también están siendo vigilados.
destacada por el propio municipio. Para esto, desde su página web, se ofrece a los
comercios, empresas, industrias, colectivos, escuelas u otros organismos que formen
parte del sistema Alerta Tigre 2.0 la posibilidad de contar con un calco que identifique
su conexión a la red.
consecuencia, la recurrencia en la narrativa de los funcionarios a ciertos términos y su
lectura desde una perspectiva analítica permite poner al descubierto el carácter
ideológico del discurso. La remisión a significantes como “peligrosidad”, “control”,
“riesgos”, “situaciones sospechosas”, “protección ciudadana” y “orden social”, por
ejemplo, constituye un mecanismo de dominación a partir de la construcción de
significaciones que intentan mostrar su visión de la “inseguridad” como la única
realidad posible. La asimilación de este concepto al delito urbano, como los robos o
hurtos callejeros, lleva al privilegio de la protección de la propiedad privada como
objetivo central, tanto desde la definición misma de las políticas públicas como en los
discursos oficiales. Asimismo, hay una gran focalización en las víctimas, término que
aparece siempre contrapuesto al de delincuente. Se excluye, así, toda posibilidad de
que quien es delincuente pueda también ser considerado una víctima. Y esto porque
las significaciones que giran en torno a este concepto remiten sólo a un modo de ser
víctima atado a la noción de inseguridad como delito a la que venimos haciendo
referencia. En este proceso contribuye, por supuesto, la reproducción que de estas
adjetivaciones, estereotipos y metáforas realicen los medios masivos de comunicación,
que presentan su discurso como realidad objetivada, a pesar de su carácter de
mediaciones en tanto interpretaciones de lo real.
de prensa o la difusión de los discursos oficiales, sino que uno de los componentes
clave de su conexión con los vecinos es la puesta a disposición de las imágenes
captadas por las cámaras, tema que será retomado en el próximo apartado.
difundido», expresan desde el propio gobierno de la Provincia de Buenos Aires (16). Es
que, a pesar de que ya numerosas ciudades cuentan con sistemas de monitoreo con
cámaras de seguridad, en el caso de Tigre su estrategia comunicacional al respecto se
ha convertido en un componente inseparable, al cual se ha prestado igual (y, se podría
arriesgar, aún más) atención que a la instalación misma de los dispositivos.
Cada vez más y de manera más fácil, los vecinos del municipio de Tigre (y toda persona
que lo desee, por supuesto) pueden acceder a las imágenes captadas por los sistemas
de monitoreo a través de variados medios. Sin embargo, claro está, no es posible ver la
totalidad de los videos si no que existe un previo recorte que determina cuáles de ellos
estarán disponibles y, a su vez, una edición que marcará una manera de contar los
hechos. Todo sujeto interviniente deja una huella de su propia subjetividad y, por lo
tanto, estas selecciones no están exentas de cierto sesgo y una determinada
intencionalidad. Estas imágenes son, de mínima, una construcción de las instituciones
públicas y, como tal, no pueden considerarse un reflejo de la realidad. Pero, a la vez,
funcionan como “ojos tecnológicos” que nos permiten acceder a esa realidad con la
ilusión de transparencia de la técnica.
instauran una matriz total al interior de la cual un modo de pensar y de vivir queda
enmarcado y desde la cual el mundo se expone ante nosotros. Aquí radica la relevancia
de estas imágenes que, asimiladas cada vez con más naturalidad a la vida cotidiana,
“fijan formas en lo visible” y regulan la voluntad de ver, orientando la atención en cierta dirección y proponiendo las perspectivas más adecuadas (Ferrer, 2005). Las
instituciones y poderes de turno hacen uso de esta máquina visual sesgándola con
cierta intencionalidad ideológica y mostrando las “verdades” de este mundo sólo
asible bajo la forma de la imagen. Lo interesante es ver cómo el producto audiovisual
de estos sistemas de monitoreo puesto a disposición de los ciudadanos tiene un
impacto directo en la forma de entender la realidad que en que vivimos, como así
también en la organización de los espacios sociales. No es posible tener una visión
completa de la ciudad, pero los fragmentos que sean puestos ante nuestros ojos serán
los que determinen la imagen mental que nos haremos de ella.
geografía de la ciudad que está determinada por el miedo, los riesgos y la peligrosidad.
Esta construcción, puramente subjetiva, condiciona al mismo tiempo el uso de los
espacios públicos, que comienzan a ser catalogados como seguros o inseguros de
acuerdo al nivel de vigilancia que en ellos se opere. Y no sólo eso, sino que las mismas
imágenes contribuirán también a la construcción de ciertos tipos de sujetos sociales,
de acuerdo al rol que en las mismas se les asigne.
sólo distribuidas a través de canales de comunicación propios del municipio, como
páginas web o perfiles en redes sociales, sino que también los medios de comunicación
contribuyen en este proceso a partir de sus reproducciones en páginas web y
programas televisivos.
acceder a la visualización en directo de las imágenes tomadas por las cámaras ubicadas
en los ingresos a los principales locales nocturnos del municipio de Tigre. Una cámara
fija se encargaba de monitorear en forma permanente la entrada a los boliches
bailables y registraba, cada noche, a los grupos de adolescentes que llegaban, tomaban
alcohol, entraban al boliche y, algunas veces, terminaban involucrados en peleas a
piñas y patadas. Actualmente, desde la reconstrucción del sitio web de Alerta Tigre, se
puede ser espectador de estas mismas historias pero las imágenes son, todas ellas,
editadas previo a su difusión.
acontecimientos filmados por las cámaras del Centro de Operaciones Tigre que han
permitido prevenir y esclarecer múltiples delitos”, algunos de los cuales son también
difundidos a través de los perfiles oficiales en las redes sociales Facebook (17) y Twitter.
bastante singularidad. “Tigre: una mochila con sorpresa”, se titula el video y noticia
que narra un “gracioso” hecho producido en el centro de la ciudad. Dos jóvenes se
trasladaban en bicicleta a la madrugada, cuando la policía decidió demorarlos e
identificarlos debido a que “les llamó la atención que la mochila de uno de ellos se
moviera incesantemente”. El motivo de tan extraño (¿y alarmante?) hecho sorprendió
hasta a los policías involucrados. “El ganso asustado (causa del movimiento de la
mochila) intentaba escapar mientras los jóvenes no lograban satisfacer a la Policía
sobre la procedencia del ave. Los jóvenes retornaron a sus casas luego de un llamado
de atención pero por suerte el ganso volvió a su hábitat natural de donde nunca
tendría que haber salido” (18).
del control de alcoholemia pero fue atrapado por las cámaras”. Luego de que un
hombre se escapara de un control de alcoholemia realizado en la madrugada por el
municipio de Tigre, fue realizado un “operativo cerrojo con las cámaras de seguridad
municipales”. Aquí se resalta la función de estos dispositivos, destacando que fue
gracias a este sistema implementado por el Municipio de Tigre que “el infractor” con
1,3 puntos de exceso en el nivel de alcoholemia en sangre pudo finalmente ser
detenido, luego de su fuga y persecución. Adicionalmente a las imágenes que se
pueden ver, los hechos son narrados en un texto que aparece en la parte inferior con
un importante grado de dramatismo: “El conductor se dio a la fuga embistiendo contra los inspectores que por suerte sólo sufrieron un par de golpes”, “este hombre ponía en
riesgo su vida y la de terceros”, “fueron más de 40 cuadras cuando parecía que se
fugaba por las calles internas del barrio Los Troncos del Talar, aparecían más móviles
con las cámaras que reportaban la dirección de la huida”, “perdió el control y chocó
contra el cordón para ser detenido por los efectivos”. Una novela policial para ver o
leer.
nombre “PolicialesTigre”, no hay ninguna descripción en el perfil de este usuario que lo
presente explícitamente como un canal creado y utilizado por el municipio local. Sin
embargo, esto queda evidenciado por varios motivos. En primer lugar, al acceder a la
sección “Videos” de la web de Alerta Tigre sólo está disponible el más actual de los
acontecimientos filmados. Cuando se selecciona la opción “ver más videos”, el usuario
es redireccionado al perfil del canal “PolicialesTigre” en YouTube. Es decir, hay más
videos disponibles en esta red social que en la propia página web municipal. Por otro
lado, todos los videos cargados en YouTube incluyen en la parte inferior una
descripción de los hechos que, a pesar de su nivel de informalidad en el estilo de la
narración, presenta en muchos casos la estructura y las características estilísticas de un
comunicado de prensa oficial. Por ejemplo, están escritos en tercera persona y
responden a las preguntas básicas que debe incluir un hecho para ser noticiable: qué,
quién, cómo, cuándo, dónde y por qué. Además, sólo expresan uno de los puntos de
vista acerca de los hechos que, en este caso, es el oficial del municipio de Tigre e
incluyen, hacia el final, un párrafo institucional o propagandístico que resalta las
acciones de la gestión local:
informático alertas silenciosas en los casos donde los vecinos se vean
imposibilitados de llamar al 911. En menos de dos meses desde su
lanzamiento, ya son 7.500 los inscriptos que envían alertas a través
de SMS, colectivos con botones de pánico, escuelas con alarmas y sirenas,
y crédito para realizar transacciones comerciales” (19).
mismos que los presentes en la sección “Novedades” de la web del municipio. Además,
son estos mismos videos los que se reproducen en los medios de comunicación masiva
que fueron analizados en el presente trabajo, tanto diarios online como programas
televisivos. En síntesis, no queda ninguna duda acerca de que la edición de los videos y
su puesta en circulación es absoluta responsabilidad del municipio de Tigre.
el 27 de julio de 2009. Desde esa fecha hasta la actualidad, fueron cargados un total de
78 videos, entre los cuales se encuentran robos, intentos de robos, accidentes
automovilísticos, peleas callejeras, operativos de control vial llevados a cabo por el
municipio, actos políticos con presencia del intendente Sergio Massa y otro tipo de
hechos que “perturban el orden público” (20). Hechos tan “peligrosos” para el vecino
como el caso de un hombre que, recién llegado de un pueblo del interior de la
provincia, decide bañarse en una fuente de agua ubicada en el ingreso al municipio de
Tigre, agregando un elemento fuera de lugar en la postal turística.
produjeron en el mismo período 18.393 visitas al perfil de este usuario y que existieron
un total de 1.509.229 reproducciones de videos subidos a este canal (21).
los medios de comunicación masiva. Tanto la prensa gráfica digital como los noticieros
televisivos reproducen videos de ciertos hechos delictivos y otras situaciones
detectadas por las cámaras de seguridad. Sin embargo, como se ha mencionado,
siempre existe una previa intervención del gobierno municipal, que es quien decide
ponerlos a disposición y los entrega para su difusión.
de seguridad, publicadas entre enero y junio de 2011 en los diarios online analizados22,
fueron registrados treinta artículos que incluían un link directo a las imágenes que
mostraban lo sucedido. En todos los casos, la regularidad en el estilo, la musicalización,
los subtítulos, las inscripciones gráficas y la utilización de herramientas de resaltado
sobre la imagen permiten confirmar que es la gestión municipal la que entrega los
videos ya editados y listos para su reproducción. En primer lugar, la musicalización da
un marco estilístico a la narración, utilizándose sólo dos temas musicales de acuerdo al
tipo de hecho. En los casos de robos, persecuciones policiales o choques se utiliza
música de acción, sólo instrumental y con marcados golpes sonoros que otorgan cierto
nivel de suspenso a la situación. En los casos presentados como “extraños” o
“graciosos” por el propio municipio, la música seleccionada remite a una escena
circense. En segundo lugar, hay que mencionar que todas las imágenes que forman
parte de estos compilados llevan la inscripción “Cámaras de Seguridad – Secretaría de
Protección Ciudadana” y la firma “Municipio de Tigre” (Figura 6).
del todo claros y es preciso traducir lo que se está escuchando. Algunas veces, en
conversaciones de los policías con la persona que está siendo detenida y,
fundamentalmente, en los diálogos que mantiene el centro de monitoreo con las patrullas municipales para darle aviso de algún hecho particular y solicitar su intervención.
Groussac y Dorrego, un Natalia montando a caballo se está llevando
una luminaria pública”. (Se encienden la sirena del móvil) (23)
Infoban como Zona Norte Diario incluyen un último párrafo con información
puramente institucional, donde se recuerda de qué se trata el Plan Alerta Tigre, qué
herramientas se utilizan para el monitoreo, cuántas cámaras de seguridad tiene a su
disposición el municipio y, algunas veces, se incorpora también alguna declaración de
un funcionario local.
está instalando una nueva etapa para llegar a las 800 además de
móviles municipales, cada uno con 2 policías a bordo, uno retirado y
otro en actividad, que filman los procedimientos y recorren la ciudad
ayudando a la Policía local.”
(“Quiso robar, lo filmaron y atraparon”. 18 de Febrero de 2011 –
Infoban)
está instalando una nueva etapa para alcanzar las 800. Las imágenes
grabadas permiten prevenir y esclarecer delitos. También recorren
sus calles móviles de seguridad municipales en apoyo de la Policía,
los cuales filman los procedimientos para ser entregados a la Justicia
(…) El mes pasado, el municipio lanzó el programa Alerta Tigre 2.0,
que permite a través de un sistema informático recepcionar alertas
silenciosas de comercios, escuelas y colectivos así como SMS de
vecinos a través de celulares, twitter o computadoras conectadas a internet en los
de llamar al 911. En solo 30 días, el sistema Alerta Tigre ya tiene
5.000 vecinos registrados.”
(“Un audaz arrebatador cayó en Tigre gracias a las cámaras de
seguridad”. 22 de marzo de 2011 – Zona Norte Diario)
periodísticos coinciden con la narración que acompaña a cada uno de los videos
publicados en el ya mencionado canal de YouTube denominado “PolicialesTigre”.
monitoreo municipales de distintas ciudades dio lugar, incluso, a la llegada al aire
televisivo del programa “Cámaras de Seguridad”. Con una emisión semanal de una
hora de duración –los días miércoles en el horario central de América TV (24)–, está
destinado casi exclusivamente a reproducir el material tomado por las cámaras de
vigilancia. Las promociones del programa que se emiten durante las pausas
publicitarias de la programación del canal invitan a los televidentes a que se “atrevan”
a “ver la calle”, a “descubrir sus historias” y lo presentan como “La calle en directo”.
primer lugar, cuando la producción decide intervenir en determinadas escenas,
intercalándose en esos casos las imágenes de las cámaras de seguridad con tomas
realizadas con cámaras propias, y el conductor participa desde el lugar de los hechos a
través de la realización de preguntas a los involucrados o simplemente como
espectador. Por ejemplo, acompañando un operativo de control vial realizado por un
municipio o asistiendo a un boliche bailable y captando lo que sucede en los ingresos e
inmediaciones. En segundo lugar, y aún más importante a los efectos del presente
análisis, cuando se realizan emisiones desde los centros de monitoreo municipales,
donde el conductor realiza entrevistas (por lo general, bastante informales) a los funcionarios a cargo. A continuación, se reproducen algunos de estos diálogos a modo
de ejemplo.
programa, visualizan las imágenes del hombre que se baña en la
fuente.
-RS: Llega la policía y, ¿qué le dice?
-SM: Le dice ‘flaco acá no te podés bañar, esto es una fuente, no…’
-RS: Flaco esto no es una ducha.
-SM: Sí. Explicó que era del interior, que había venido de visita a
Tigre, que había estado en Buenos Aires, había llegado recién en tren
y que se quería bañar. La verdad es que fue muy genuino el tipo.
programa, visualizan las imágenes de una persecución policial.
-SM: Esta es una persecución de un robo a un supermercado que se
produce en San Fernando y el vehículo entra a Tigre. Esta
persecución termina con el auto en el río. Acá se produce un cruce
del patrullero al coche del delincuente y termina con el vehículo del
delincuente en el río, ¿ves?
-RS: Directamente…
-SM: Derecho. Y el delincuente, además, intenta escapar por el río. La
policía se mete al agua y lo detiene (25).
al conductor del programa algunos videos seleccionados y ya editados, mientras relata
lo que sucede y aprovecha para mencionar otras medidas de la gestión municipal al
respecto. Este tipo de intervenciones les permiten a los funcionarios mostrar, de
alguna manera, su “preocupación” ante la comunidad, su “conocimiento” del tema y
su nivel de involucramiento en este tipo de cuestiones.
la recopilación de videos facilitados por los gobiernos locales. Sin embargo, existen
ciertas intervenciones estéticas realizadas a posteriori que vale la pena mencionar. El
videograph, por ejemplo, se utiliza como una herramienta para relatar las acciones que
van sucediendo en la pantalla, tratándose en general de aclaraciones redundantes, que
no aportan mayor información a lo que ya comunica la imagen en sí misma, como
“roba el auto”, “se escapa”, “persecución” (excepto cuando, por la baja calidad de las
filmaciones, no logran distinguirse personas ni objetos). Estas marcas de color rojo
parecen otorgar roles a quienes participan de la escena y recurren, repetidamente, a
denominaciones como “víctima” y “delincuente”.
seriedad de la situación no lo habilitaría. En este sentido, en muchos casos se utilizan
canciones que remiten a los sucesos que se ven en pantalla por el significado de su
letra. A modo de ejemplo, se puede mencionar una pelea callejera en La Matanza que
es musicalizada con la banda de sonido de la película Rocky; un hombre alcoholizado al
que se ve durmiendo en la vía pública boca arriba con los brazos en cruz mientras
suena el tema “Jesucristo” de Gilda; un joven que tira una botella de vidrio hacia
adentro de la cancha de Independiente, en Avellaneda, y es musicalizado con la
canción “Pasame la botella” de Daddy Yankee. A los mismos fines, se incorporan en
ocasiones fragmentos de series televisivas o películas, por ejemplo de Los Simpson,
que hacen referencia explícitamente a lo que sucede.
Seguridad”, la mayoría de las imágenes corresponden a municipios de la Provincia de
Buenos Aires: el 85 por ciento de las situaciones tienen lugar en territorio bonaerense,
distribuyéndose el 15 por ciento restante únicamente entre la ciudad de Santa Fe y la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las imágenes del municipio de Tigre en estas cinco
emisiones del programa representan el 13 por ciento del total.
los casos se trata de robos o hurtos en la vía pública. El resto se divide entre peleas
callejeras (21%), personas borrachas (9,2%), accidentes automovilísticos (7,6%),
exhibicionismo (6,7%), “situaciones sospechosas” (2,5%), los jóvenes en la noche (3,4%), violencia de género (1,7%) y otras situaciones (21%), entre las que se pueden
mencionar, a modo de ejemplo, sucesos tan disimiles como animales sueltos, picadas
de motos, pintadas en la vía pública, incendios, despedidas de solteros y gente
durmiendo en la calle.
municipio de Tigre, en sólo cuatro se puede decir que existió un “delito”, y todos ellos
son robos. Sin embargo, en casi todos los videos se produce una intervención policial,
dado que se considera que son situaciones que alteran el “orden público”. Es el caso,
por ejemplo, de peleas callejeras, de la detención de un hombre por tener “actitud
sospechosa” y del hombre que decide bañarse en una fuente de agua en el ingreso al
municipio, respecto al que ya se hizo referencia por su difusión a través del canal
Youtube. Por otro lado, en siete de los doce videos totales emitidos por el programa,
aparece el Intendente municipal, Sergio Massa, o el Secretario de Protección
Ciudadana, Diego Santillán, narrando lo sucedido desde el Centro de Monitoreo. En
este sentido, en los casos en que no se produce intervención policial, hay participación
de un funcionario que explica por qué aquello no fue necesario. En este contexto, otras
imágenes son simplemente mostradas por lo “extraño” de los sucesos, como la
situación en que dos chicos que deciden empujar una camioneta que quedó detenida
sobre las vías con la barrera baja y logran correrse segundos antes de que pase el tren.
«Este es el héroe», expresa Sergio Massa y comenta que, luego del hecho, le dieron al
joven un reconocimiento desde el municipio por su actitud «heroica».
una persecución policial y terminó con el auto fugitivo cayendo al río y 17 móviles
municipales rodeándolo. Si bien el hecho no fue detectado mediante el monitoreo por
CCTV, sí fue dado el aviso desde el comercio, las cámaras de seguridad captaron la
persecución tras los asaltantes y las imágenes fueron editadas al estilo de una
superproducción policíaca hollywoodense. Así como los medios permiten caracterizar
al delincuente en términos míticos (Martini, 2009: 38), pueden también presentar a las
fuerzas policiales como heroicas.
hipervínculos en diarios online como en el programa “Cámaras de Seguridad”, son editados, en primera instancia, por el propio municipio. Los hechos son narrados, en el
caso de Tigre, mediante la utilización de las cámaras ubicadas en puntos fijos del
municipio y en móviles municipales. Esto último permite darle un toque diferencial y
cinematográfico a las persecuciones filmadas por el sistema de monitoreo, situación a
la cual se suma, en general, el subtitulado de las conversaciones mantenidas entre los
oficiales que conducen el vehículo y los operadores del COT. De esta forma, a partir de
esta selección de las imágenes, su edición y post-producción con distintas
herramientas, la musicalización y el montaje se produce una suerte de
espectacularización del delito. Un producto televisivo que se presenta como novedoso
y atractivo en Argentina (26), pero que parece emular las famosas compilaciones de
persecuciones policiales estadounidenses, aquellos enlatados para televisión
importados por canales nacionales que han tenido su momento de gloria en el aire
argentino.
implica una determinada manera de caracterizar a los sujetos y construye, al mismo
tiempo, el espacio urbano en que estos se desenvuelven a partir de la oposición
seguro-inseguro. Se presenta, así, una imagen de los buenos vecinos amenazados por
el crimen, comprometidos todos ellos con una mayor participación ciudadana en pos
de colaborar en la vigilancia y el control social, en contraposición con los grupos
amenazantes, procedentes de las minorías sociales o los sectores marginales, que
deben ser mantenidos bajo la lupa en forma permanente a fin de evitar situaciones
que disturben el “orden público”.
un joven “revoltoso y desafiante” comienza a molestarlos y “piropear a las mujeres”,
impidiéndoles “comer tranquilos” por estar “bajo los efectos del alcohol”. Una mujer
circula con su auto cuando un “limpiavidrios delincuente” irrumpe su rutina robándole
sus pertenencias personales en un semáforo de El Talar. Es una mañana cualquiera en
un colectivo de la línea 720, cuando “un grupo de violentos se toma a golpes de puño
ante la atónita mirada del resto de los pasajeros atemorizados”. Una “amenaza latente” también se hace presente en la línea 721, cuando “un violento bajos los
efectos de la droga o con sus facultades alteradas” se atrevió a “dirigirse al interior de
la unidad sin pagar el correspondiente boleto” (27). Los revoltosos, violentos y
delincuentes, por un lado. Los vecinos, trabajadores y ciudadanos, por otro. Las
situaciones, cotidianas como se presentan, parecen buscar una automática
identificación en los espectadores. La polaridad con que se muestran los roles sociales,
al mismo tiempo, obliga al espectador a decidir de qué lado está: vigilante o vigilado.
Las imágenes ponen así ante los ojos de los vecinos la ciudad en la que viven,
construyen el espacio de interacción y regulan las relaciones sociales.
herramienta de prevención del delito en el municipio de Tigre y, sobre todo, el rol que
ha jugado en este proceso la comunicación institucional y los medios masivos, en el
marco de un gobierno local que ha basado su estrategia en la dimensión
comunicacional. En el próximo capítulo se retomarán algunos conceptos para ser
aplicados al caso del municipio de La Plata, cuya implementación de la videovigilancia,
si bien más incipiente, dará lugar al estudio de otros factores que se ponen en juego en
una ciudad protagónica políticamente a nivel provincial.
Prevención y Seguridad Ciudadana, el sistema de Monitoreo Público Urbano de la
ciudad de La Plata (MOPU) surgió en junio de 2009. Si bien las primeras cámaras
fueron instaladas entre agosto y octubre de 2008, recién a mediados del año siguiente
fue inaugurado el centro de monitoreo único y lanzado como proyecto piloto, bajo el
paraguas del recién estrenado Programa Integral de Protección Ciudadana surgido del
acuerdo entre los gobiernos nacional y provincial. Así, con unas pocas cámaras
instaladas en “lugares públicos estratégicos”, el MOPU se presentaba como “una
herramienta tecnológica aplicada a contribuir con la prevención del delito y actuar
como medio de prueba”. En este punto, se podría decir, el municipio parece
presentarse con la función de colaborar, por un lado, con el Gobierno de la Provincia
de Buenos Aires, de quien dependen las fuerzas policiales que deben resguardar la
seguridad de los ciudadanos, a través del monitoreo del espacio público. Y, por otro
lado, parece también ayudar a la Justicia, al brindar material audiovisual que puede ser
utilizado como medio de prueba. En este contexto, el gobierno municipal se ubica con
un rol protagónico y, de aquí, el especial interés por poner en público conocimiento lo
que se está haciendo en relación con este tipo de políticas públicas.
ciudad que permitan monitorear los “principales focos delictivos y/o conflictivos del
municipio”, siendo su principal objetivo “controlar el espacio público” y generar un
contacto inmediato en caso de “necesidad de presencia policial” ante “una situación
sospechosa o que represente un peligro para los vecinos platenses”. En este sentido, la
función del MOPU es dotar a la comunidad de una herramienta que permita
interactuar con los organismos policiales y/o municipales, como Control Urbano, la
Dirección Municipal de Transporte, la línea de atención al vecino y Defensa Civil, entre
otros, para cooperar en la prevención de acciones que tiendan a la baja de los índices
delictuales.
centros de monitoreo, el MOPU cuenta con operadores municipales que visualizan y
graban las imágenes captadas por estos dispositivos durante las 24 horas y son los
encargados de derivar información por radio a la central del 911, incluyendo datos
precisos de ubicación de las “personas sospechosas”.
cámaras de seguridad en edificios y predios municipales, lo cual se corresponde con las
características descriptas para las primeras fases de desarrollo de estos sistemas de
vigilancia por CCTV (Norris et al., 2004). El objetivo es “controlar y resguardar” con
mecanismos tecnológicos dichos espacios a fin de “mantener bajo observación las
zonas o lugares críticos que escapan al recurso humano”. En el marco de este plan, las
primeras cámaras fueron colocadas en el Corralón Municipal, el cual alberga vehículos
secuestrados en procedimientos policiales y municipales. En etapas siguientes, se
incorporaron a esta red de vigilancia la Terminal de Ómnibus y la República de los
Niños, previéndose también incluir el Cementerio municipal y el Pasaje Dardo Rocha.
La atención focalizada en estos predios municipales tiene que ver con que, por ser
áreas de grandes dimensiones, son consideradas “susceptibles de distintas clases de
delitos o actos de vandalismo”.
tránsito, tanto vehicular como peatonal, hecho que las convierte en “áreas de riesgo”
y, por lo tanto, demandantes de “protección” municipal. En este sentido, fueron
creados los corredores comerciales de la ciudad, dando especial interés a la instalación
de cámaras y monitoreo de estos lugares de “paseo y consumo” para brindar “mayor
seguridad a los comerciantes y vecinos”. Por el mismo motivo, estos corredores son
también el lugar elegido para la instalación de los denominados Dispositivos de
Emergencia o Botón Anti-pánico, que se presentan como un complemento a las
cámaras de vigilancia y son consideradas “una herramienta para brindar seguridad”.
Estas columnas anti-pánico cuentan con una luz señalizadora, una videocámara y un
dispositivo de intercomunicación, que posibilita el enlace audiovisual con los
operadores del centro de monitoreo. Este tipo de sistema motiva la participación de
los ciudadanos en la red de control, a partir de la emisión de las alertas al MOPU ante situaciones que son consideradas “delictuales”, “sospechosas” o “peligrosas”,
contribuyendo así a la preservación del espacio público y al resguardo del orden social.
La Plata aprobó el “Código de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y de
Nocturnidad”, el cual establece, entre otras cosas, que las discotecas y restobares
deben instalar una cámara de seguridad en sus ingresos, a los fines de “extremar las
medidas de prevención y seguridad para el público asistente” (28). Un mes más tarde, el
Consejo Escolar platense anunció la creación de una Comisión de Seguridad con el
objetivo de “estudiar los hechos de vandalismo en los establecimientos educativos e
instalar cámaras en las escuelas” en función del trazado de un “mapa de inseguridad
escolar” y con el fin de “prevenir los hechos vandálicos”. Actualmente, se están
instalando cámaras en 26 escuelas platenses y se tiene previsto que todas ellas sean
monitoreadas desde la central del MOPU. A esto se sumó, en el mes de junio, el
anuncio de la Municipalidad de La Plata acerca de la colocación de cámaras de
seguridad en las inmediaciones de varias escuelas, decisión tomada a raíz de una serie
de enfrentamientos entre estudiantes de distintos colegios que tuvieron lugar en la vía
pública. En estos casos, una vez más, juventud parece ser sinónimo de peligro. Estos
mecanismos de control están dirigidos a “disuadir” el vandalismo a partir del
conocimiento que tienen los jóvenes sobre la vigilancia continua que se opera sobre
ellos. Sin embargo, son sólo una “solución” superficial a la problemática y no
responden a un tratamiento integral de estas cuestiones que debería incluir, como
primera herramienta, a la educación misma.
que culminarían con la instalación de un total de 300 cámaras, número surgido a partir
de la cantidad de cuadriculas del partido y de una asignación promedio de 3,83
cámaras por cuadricula. La distribución de dichos dispositivos es determinado por las
autoridades municipales en función de “estudios de índices delictuales” y del “mapa
del delito”.
haber quedado estancado en su “etapa piloto” por cerca de dos años. Fue recién a
partir de enero de 2011 que este sistema ha recobrado su relevancia en la agenda
política, efectuándose instalaciones de nuevas cámaras de seguridad en las localidades
de Tolosa, Villa Elisa, Ringuelet, Los Hornos, Melchor Romero y Lisandro Olmos, las
cuales se suman a las ya existentes en la zona centro, City Bell y Gonnet. En total,
desde el municipio dicen haber colocado más de 150 cámaras. En algunos casos, la
inauguración incluye también mini centros de monitoreo propios de cada localidad.
Ahora bien, a pesar de ser presentado bajo un argumento oficial basado en una
estrategia regionalizadora y descentralizadora, lo cierto es que el enfático
resurgimiento del monitoreo se da en coincidencia con el período de campaña
electoral, situación que replica lo que ya había sucedido en el momento de su
instalación en 2009 (29). Y en esta ocasión, aún más, las cámaras de seguridad se
convirtieron en uno de los ejes de las propuestas del actual intendente platense en la
pelea por su reelección (Figura 7).
Afiche en vía pública: instalación de cámaras de seguridad en escuelas; (B) Folleto de campaña
“Te va a gustar”. Recorte de sección sobre cámaras de seguridad; y (C) Afiche en vía pública:
políticas de seguridad municipales.
las cámaras de seguridad. En dos de ellas, como se puede ver, la propuesta se centra
en la extensión de este sistema de videovigilancia a las escuelas, cuestión que ya ha
sido mencionada en el presente trabajo en relación a la decisión tomada por el
Consejo Escolar Platense. Por un lado se anuncia como “lo que sigue”. A pesar de que
es una herramienta que ya ha sido lanzada y se encuentra en etapa de
implementación, se entiende que “lo que sigue” en este caso es la profundización de
este tipo de mecanismos. Dado que el intendente ya ha cumplido su período de cuatro
años en el cargo y se presentaba para la reelección, la campaña se focalizó,
justamente, en la intención de continuar con el modelo de ciudad que han impuesto.
De ahí, el slogan “El camino está, avancemos juntos”. Otro de los elementos a destacar
en estas piezas, y que se ha utilizado no sólo en relación con las políticas de seguridad
sino de forma transversal en todos los aspectos de la campaña, es el modo informal y apelativo de dirigirse al electorado: “Te van a gustar las cámaras en todos los barrios y
escuelas”. Más que como una propuesta la frase suena, de algún modo, como una
imposición. “Eso es más seguridad para los chicos y más tranquilidad para los padres”,
expresa el folleto. Una vez más, el control permanente es asociado a seguridad,
dejando de lado, por ejemplo, la intromisión a la privacidad de los menores de edad
que estas técnicas de vigilancia conllevan.
“Luz, cámara, gestión”. A modo de aclaración y desligando, de algún modo, al
municipio de la responsabilidad por los hechos delictivos ocurridos en la ciudad, se
expresa: “En seguridad la municipalidad no puede hacerlo todo. Pero todo lo que
puede hacer, lo hace”. Una clara alusión a que quien tiene bajo su potestad a la seguridad y la responsabilidad de “proteger a los ciudadanos” es el gobierno de la
Provincia de Buenos Aires.
en las comunicaciones del municipio. Esto tiene, por supuesto, una incidencia en los
medios de comunicación masiva. Sin ir más lejos, el miércoles 12 de octubre, diez días
antes de los comicios electorales, el programa “Cámaras de Seguridad” volvió a poner
al aire entrevistas ya emitidas realizadas al Intendente Dr. Pablo Bruera, y al Director
del Monitoreo Público, Lic. Juan José Rivademar, en las que los funcionarios explicaban
el funcionamiento del MOPU. Y el municipio, para dar publicidad a este hecho, lo
publicó como noticia en su perfil de Facebook (30). Es que las grandes autoridades del
Estado cuentan con un gran poder simbólico para definir, por sus acciones o
decisiones, los temas de agenda mediática y la jerarquía de los acontecimientos
noticiables (Bourdieu, 2005). Este hecho, claro está, no es menor en tiempos de
campaña.
podido verificar distintos momentos, también la estrategia comunicacional parece
haber ido mutando en función de los objetivos perseguidos en cada instancia.
especialmente al MOPU, a la cual se podía acceder desde el sitio web madre del
gobierno a pesar de estar localizada en un servidor externo de código libre. En dicha
web se brindaba información acerca del proyecto integral y las etapas puestas en
marcha hasta ese momento, datos técnicos sobre el funcionamiento tanto de las
cámaras de seguridad como de las columnas anti-pánico y la delimitación de los
sectores susceptibles de vigilancia dentro del municipio. Contaba, al mismo tiempo,
con una sección destinada a la difusión de gacetillas de prensa, principalmente
dedicadas a anuncios e inauguraciones oficiales con presencia de autoridades
municipales. Pero, quizás lo más llamativo, era la posibilidad de que los usuarios
pudieran acceder a las imágenes captadas por las cámaras de seguridad, no sólo a través de la visualización de videos ya editados, sino también a su transmisión en vivo.
Un punto en el que estas políticas de seguridad dejan en total evidencia que transitan
en los límites de los derechos a la privacidad y la intimidad de las personas. Por un
lado, las fotos y videos publicados en la página, aunque escasos, se ponían a
disposición de todo cibernauta. La visualización de las cámaras en vivo, en cambio, era
sólo posible para usuarios autorizados a tal fin por el mismo MOPU, previo registro en
el sistema. Desde el propio sitio se invitaba a los ciudadanos a solicitar dicha
autorización “explicando los motivos de su requerimiento” y, luego, el municipio
decidía el otorgamiento o no de este beneficio a partir de “un análisis de la situación”.
Sin embargo, en ningún lugar eran explicitados los casos específicos en los cuales se
podría considerar justificado el acceso a esta visualización en vivo. Es decir, ¿quién y
bajo qué criterios define por qué una persona puede estar en condiciones (jurídicas,
morales y psicológicas) de observar a toda la comunidad desde su computadora
personal?
web del MOPU fue deshabilitado, imposibilitándose el acceso a las informaciones y
aplicaciones que contenía. En su lugar, el canal seleccionado para la comunicación
institucional sobre el monitoreo de espacios públicos fue la red social Facebook;
mientras que en el sitio web de la Municipalidad de La Plata (31) sólo se hace referencia a
las cámaras de seguridad y el MOPU en las noticias de gestión, es decir, siempre que el
Intendente participe de algún acto relacionado con esta temática y se emita un
comunicado de prensa. No existe, en este sentido, una sección institucional ni
informativa al respecto. Más aún, no hay ningún dato disponible acerca del Consejo de
Seguridad Ciudadana, área municipal destinada a tal fin, más que su mera mención en
la sección “Autoridades”.
Plata” se transforma entonces en la principal herramienta de comunicación utilizada
por el gobierno local en este tema, tanto para la difusión de los actos de gestión como
para proveer información y establecer contacto con los ciudadanos. Y esto va
completamente de la mano con lo que ya expresaban funcionarios municipales desde los inicios de la implementación de este sistema: “Uno de los objetivos que persigue (el
MOPU) es generar un mayor acercamiento entre el gobierno y los ciudadanos de
manera online, fortaleciendo la cultura digital” (32). Un largo debate podría iniciarse
acerca de si estas herramientas, en manos de los gobiernos, realmente funcionan para
estrechar distancias con la comunidad. Pero lo que sí está claro es que su mera
existencia no es condición suficiente, sino que es necesario que sean definidos los
objetivos y las modalidades en que serán implementadas. Quizá, se podría arriesgar, el
uso de las redes sociales permite crear una igualdad artificial entre el gobierno y los
usuarios por la supuesta posibilidad de interactuar como pares, fortaleciendo los lazos
y transformándolos en fuentes de información. Esta construcción informativa basada
en testimonios de los ciudadanos cibernautas favorece la instalación de una verdad
como “objetiva” por su estrecha relación con vivencias de la “realidad”.
difusión y prensa de la gestión municipal. A pesar de que en apariencia su “Muro” de
lugar a variados usos, que van desde consultas sobre las imágenes hasta una insólita
solicitud de trabajo, lo cierto es que ha estado destinada puramente a la distribución
de noticias en las que el Intendente, o la gestión misma, aparecen como principales
protagonistas. Por ejemplo, “Visita del Intendente Dr. Pablo Buera”, una noticia sobre
el recorrido que hizo el funcionario por el centro de monitoreo, o “Nuevas antenas en
Plaza Moreno”, “Continúa la instalación de cámaras en Melchor Romero” y “Nuevas
cámaras en el centro”, noticias todas ellas sobre acciones de gestión.
monitoreo es escasa (por no decir nula). En segundo lugar, la totalidad de las
publicaciones, tanto en el “Muro” como en las secciones “Fotos” y “Notas”, han sido
destinadas a difundir la gestión del intendente municipal Pablo Bruera, incluyendo
incluso un afiche del Frente para la Victoria que propone su reelección junto con las
del gobernador Daniel Scioli y de la presidente Cristina Fernández de Kirchner.
maratón de instalación de nuevas cámaras e inauguraciones de centros locales de
monitoreo, de la cual Facebook no ha quedado al margen. Si bien la creación de la
página del MOPU se ha realizado con posterioridad a algunos de estos actos de gestión
municipal, todos ellos han sido rigurosamente publicados por este canal. Así, la sección
“Fotos” es una cronología ilustrada del MOPU desde su creación hasta la actualidad: la
instalación de las primeras cámaras en City Bell y el barrio La Loma en 2008, la
inauguración de centro de monitoreo único que daba nacimiento al MOPU en junio de
2009 y cada uno de los actos en los que el Intendente tuvo oportunidad de decir algo
al respecto. Y esto se ha visto especialmente profundizado en el último tiempo,
coincidiendo con los meses de más fuerte campaña hacia las elecciones municipales.
Dato no menor en un distrito que, como se ha ya expresado, constituye una sección
electoral en sí mismo por su importancia en extensión y cantidad de habitantes.
intendente municipal en las distintas regiones del territorio platense, extendiendo
hacia otros sectores esta política de seguridad que en principio aparecía limitada al
centro de la capital provincial.
las primeras cámaras en Villa Elisa y, siete días más tarde, sucedía lo mismo en
Ringuelet. En el mes de junio fue el turno de Los Hornos, localidad en la que, además
de cámaras, fue instalado un pequeño centro propio de monitoreo. A esto siguieron
las inauguraciones de nodos de comunicaciones para transmisión de información en el
Ministerio de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires, antenas en el Museo de
Ciencias Naturales para la futura colocación de cámaras en el bosque, nuevas cámaras
en el centro, más antenas en la Plaza Moreno y visitas del intendente al MOPU.
Finalmente, a principios de octubre, el día previo al comienzo de la veda política para
funcionarios públicos (33), se cerraba esta vorágine de reparto de cámaras con la
inauguración de nuevos dispositivos en las localidades de Melchor Romero y Lisandro
Olmos.
Así, quedaba delimitado del mapa de extensión de este sistema (Figura 8).
en el municipio de La Plata. Fuente: Diario El Día.
propias del municipio y del gobierno de turno. Y, en este sentido, los mapas aparecen
de forma recurrente para graficar diversas cuestiones relacionadas con el delito y las
políticas de seguridad adoptadas.
se le atribuye a determinados espacios urbanos y suburbanos (Pereyra, 2009), y en
función de esto es que se va construyendo un mapa del espacio público absolutamente
segmentado y ponderado a partir de los niveles de riesgo.
los peligros que se atribuyen a cada zona. Así, la concentración de gente en las áreas
comerciales de las calles 8 y 12 de la ciudad de La Plata, por ejemplo, hace subir el termómetro del riesgo y, por lo tanto, estos corredores deben ser estrictamente
vigilados (Figura 9).
Fuente: Diario El Día
la ciudad, donde la municipalidad de La Plata decidió la colocación de cámaras de
seguridad con el objetivo de “impedir los frecuentes enfrentamientos entre alumnos
de distintos colegios”. Esto se suma al anuncio de instalación de estos dispositivos en
el interior de 26 escuelas de la ciudad seleccionadas por el Consejo Escolar de La Plata,
destinados a “combatir los altos índices de vandalismo” (34). Así, se va delimitando un
mapa de la inseguridad escolar, a partir de factores como “la cantidad de actos
delictivos que sufrieron los colegios, la zona donde están ubicados y los pedidos de las
directoras” (35). Elementos que no sólo focalizan en ciertos espacios públicos sino que
pone en la mira a los jóvenes como disturbadores del orden, punto que será retomado
más adelante.
está presente tanto en los medios como en los discursos de los funcionarios municipales. En sus narrativas aparecen con recurrencia alusiones a datos que intentan
ser puramente racionales como los “índices delictuales” y los “mapas del crimen”, pero
que tienen un contenido fuertemente emocional y subjetivo en relación a lo que se
determina como peligroso. La catalogación de los espacios inseguros a partir de su
mera cercanía con lo marginal es un claro ejemplo de ello.
Plata se expresa que la localización sucesiva de las cámaras fue determinada de
manera estratégica en función de un estudio de los índices delictuales existentes y del
mapa del delito. Pero, al mismo tiempo, el término “delito” suele ser sustituido
metonímicamente por expresiones como “situaciones sospechosas”, “circunstancias
peligrosas” o “actos de vandalismo”. Es decir, las cámaras no son únicamente una
herramienta de prevención del delito sino que los operadores deben también emitir
una señal de alarma ante este tipo de situaciones que les resulten “extrañas” o
“anormales”. Y, aquí, nos encontramos una vez más con la dificultosa tarea de
entender qué es lo “sospechoso” o “peligroso”, quién lo determina y por qué está
habilitado para hacerlo.
atención del Estado en pos de la seguridad, se enmarca la recurrencia al
mantenimiento bajo control de los jóvenes en función de prevenir el delito. Es decir,
los adolescentes son todos, sin distinciones, potenciales amenazas para el orden
público y, por lo tanto, es necesario ponerlos bajo la mirada vigilante de las cámaras.
En La Plata, como se ha mencionado, se monitorea no sólo las inmediaciones de las
escuelas sino también su interior. Se ha obligado, además, a los dueños de
restaurantes y bares a colocar cámaras de seguridad en los ingresos. Los jóvenes
deben estar controlados, no a veces, no cuando están en grupo, sino en todo
momento: cuando cumplen con sus obligaciones y en sus momentos de recreación, en
la escuela y en la discoteca bailable, en la plaza del barrio y en el centro de la ciudad.
público. Por un lado, el buen vecino y el comerciante de la ciudad, victimas
amenazadas por el avance del delito, a quienes el Estado debe dar respuestas para
brindar mayor seguridad y prevención. Por el otro, como para el Realismo de Derecha, las minorías sociales y los jóvenes en tanto siempre potenciales victimarios (Di Iulio et
al., 1995).
algo en relación a la cuestión de la inseguridad y su apuro por concretar todas la
inauguraciones de cámaras posibles antes de las elecciones, lo cierto es que el sistema
ha sido fuertemente cuestionado, no por sus objetivos ni por su perspectiva
ideológica, sino por su bajo nivel de efectividad. El Concejo Deliberante de la ciudad ha
destinado largos debates al tema y sus integrantes no han escatimado en críticas.
Algunos concejales opositores plantearon, por ejemplo, que un robo cometido a
metros del centro de monitoreo no había podido ser filmado o que, en Tolosa, tres
robos sucedieron debajo de las propias cámaras de vigilancia sin que nadie se
enterara. Incluso, un concejal oficialista debió admitir que “existen dificultades para
lograr el pleno funcionamiento del sistema” (36). Pero las críticas no son sólo técnicas: se
dice que “hay cuatro trabajadores para monitorear 100 cámaras de seguridad”; se
reclama mayor transparencia mediante la publicación online de un mapa actualizado
con la ubicación de las cámaras; se explica que la falta de luminarias no permite la
correcta operatividad de los dispositivos (37). Y se plantea también, más allá de esto, que
la efectividad de las cámaras no debería medirse en función de cuántas filmaciones de
delitos captan sino de cuántos logra evitar a partir de que el centro de monitoreo
emita el aviso a la policía (38).
estos sistemas de videovigilancia, las críticas al funcionamiento de este sistema
contribuyen a entender las estrategias de la comunicación institucional del municipio,
que pone el énfasis en la distribución de cámaras por doquier pero que no hace
mención alguna acerca de resultados obtenidos ni pone a disposición las imágenes
captadas.
realmente especial importancia. De hecho, es el único rol que parecen poder cumplir.
Ahí están –no importa si encendidas o apagadas– para que todos las vean y sepan
entonces que están siendo vigilados. Las imágenes grabadas, si es que las hay, no se
pueden ver.
expresaba a viva voz que la idea era que “los vecinos pudieran tener acceso a las
cámaras instaladas en su barrio y ver las imágenes desde cualquier computadora
conectada a Internet” (40), lo cual coincidía plenamente con la invitación que desde el
sitio web del MOPU se hacía para visualizar las imágenes de las cámaras de vigilancia
en vivo. Sin embargo, como se ha ya mencionado, dicho sitio ya no está disponible y la
página en la red social Facebook parece haberlo reemplazado como canal de
comunicación.
“Muro” de Facebook del MOPU, quizá habiendo advertido también que su antigua
página ya no está disponible. “Al tratarse de imágenes captadas en la vía pública se
mantienen en estricta confidencialidad ya que sólo pueden ser solicitadas por la
Justicia o las Fuerzas Policiales para ser utilizadas como medio de prueba”, responde el
MOPU (Figura 10). Pues bien, evidentemente algo hizo cambiar de parecer a
funcionarios municipales porque la respuesta se contradice absolutamente con los
hechos precedentes.
por el MOPU desde el momento en que se unió a esta red social. En todos ellos es
posible verificar una regularidad estilística y de montaje. El pie institucional de color
verde con el texto “La Plata ciudad para todos” y la inscripción sobre la imagen que
dice “Municipalidad de La Plata” son las marcas identificativas de la gestión local
(Figura 11).
accidentes de tránsito y se presenta como una “campaña de concientización”. Otro de
ellos muestra una persecución policial a una persona que circula en moto, situación
que no surge como consecuencia de un alerta del MOPU sino que es captada con las cámaras y seguida una vez que ya está en curso. A partir del video no es posible inferir
la causa que motivó la persecución, como consecuencia de la cual el sujeto se cae de la
moto y es finalmente detenido por el personal policial. Un tercer video es material casi
sin editar de una visita del Intendente al Centro de Monitoreo, donde mira algunas
imágenes en los monitores e interactúa con los empleados. Finalmente, sólo dos
videos corresponden a situaciones delictivas detectadas por el MOPU y en las cuales se
efectúa una intervención de la policía y posterior detención. Uno de ellos es un intento
de robo a un local comercial durante la noche. Se llegan a distinguir dos personas que
intentan forzar la reja metálica del negocio pero son sorprendidos por los policías
alertados por el MOPU, quienes lo impiden y los detienen. En el segundo de los videos
se visualiza, en una de las plazas de la ciudad, a dos jóvenes que golpean y le roban la
billetera a un tercero (Figura 12). Aquí es importante detenerse también en la función
de los subtítulos, que van narrando los sucesos. Algunas veces, las aclaraciones son
redundantes, sólo reiteran lo que ya está explicitado visualmente. En otras, por la baja
calidad de las imágenes, la inclusión de los subtítulos es necesaria para comprender lo
que sucede. Pero, en todos los casos, son para el municipio una herramienta que
permite orientar la lectura y la interpretación de los acontecimientos.
conocimiento de sólo dos videos en los más de dos años que lleva en funcionamiento
el MOPU abre un signo de interrogación acerca del efectivo funcionamiento de las
cámaras.
muestra que, a diferencia de lo detectado en el caso de Tigre, los artículos en ningún
caso tienen un link que permita ver los videos a los cuales se hace alusión. Y esto, claro
está, se debe a que los mismos no son puestos a disposición por el municipio. Es que,
en realidad, el análisis de las pocas noticias en las que se hace mención de algún tipo a
las cámaras de seguridad demostró que, en la mayoría de los casos, las imágenes a las
que se hace referencia pertenecen a sistemas privados de vigilancia instalados en los
comercios. De hecho, sólo se ha registrado en el corpus de análisis para el caso de La
Plata una única noticia en la que un aviso emitido desde el centro de monitoreo haya
permitido evitar un hecho –si acaso se pudiera denominar así– “delictivo”: dos
“vándalos” fueron detenidos por “romper un cartel nomenclador de calles”41. Por lo
demás, siempre que se hace mención de las imágenes, éstas son un instrumento de
prueba a utilizar por la justicia. Es decir que los delitos no son detectados en el
momento en que suceden, sino que las imágenes de cada hecho son rastreadas en las
grabaciones luego de ya sucedido para ser utilizadas en el proceso judicial.
grabaciones de un día y horario determinado en un punto específico de la ciudad, a fin
de verificar si el delito ha sido captado por las cámaras y que las imágenes puedan ser
puestas a disposición de la justicia.
encontrar en Facebook el modo de contactarse directamente con el Centro de
Monitoreo. Una mujer publicó, por ejemplo, en el “Muro” de la página de Facebook
del MOPU que el estéreo de su auto había sido robado y consultó el mecanismo para
acceder a la filmación de las cámaras. Sin embargo, quizá lo más extraño, es que
ninguna respuesta oficial obtuvo al respecto. Otro cibernauta platense se encargó de despejar su duda, explicando que debía radicar la denuncia en la comisaría y luego la
policía bonaerense sería quien reclamaría las imágenes (Figura 13).
que se les da desde el Estado, en medios de comunicación unidireccionales. Mientras
que, por el contrario, la interacción entre los propios usuarios como solicitantes y
dadores de información pone de manifiesto la multidireccionalidad que las caracteriza.
incluidos en las cinco emisiones analizadas corresponden a imágenes captadas en el
municipio de La Plata y es de destacar que sólo en una de ellas no interviene un
funcionario público municipal. Es decir, casi la totalidad de las emisiones incluye la
participación de una autoridad del MOPU desde el mismo Centro de Monitoreo, a
quien se otorga el espacio para hacer comentarios o dar explicaciones acerca de las
imágenes captadas. Esto demuestra que, sin lugar a dudas, es el municipio quien
selecciona los videos a mostrar y los pone a disposición de la producción del programa.
Es importante mencionar esto sobre todo a la luz del contenido de las imágenes
elegidas para la emisión. En primer lugar, hay que decir que sólo una de ellas
constituye estrictamente un delito. Se trata de un robo de una cartera que tanto el
programa como el municipio catalogan como “un caso de motochorros”. Dos
cuestiones son interesantes para resaltar. Por un lado, las imágenes, como en la mayoría de los videos de La Plata, son de muy mala calidad. Con lo cual, la utilización
del zoom permite acercar la imagen pero, al mismo tiempo, la transforma en una
simple serie de siluetas e imposibilita todo tipo de identificación. En este punto, el
sistema de videovigilancia no parecería cumplir con la función que se propone. Por
otro lado, el subdirector del MOPU asegura que los asaltantes fueron detenidos a
pocas cuadras del lugar. Sin embargo, por algún motivo, las imágenes no permiten
verificarlo.
se muestra un accidente automovilístico en el que, incluso haciendo un gran esfuerzo,
no se llega a distinguir siquiera el modelo de los vehículos. En el otro, un grupo de
motos circulan en dirección al Paseo del Bosque y, a modo preventivo, el MOPU
solicita que móviles policiales vayan hacia el mismo lugar a fin de evitar las
tradicionales picadas que suelen tener lugar allí.
chico está sentado en el banco de una plaza fumando y, en palabras del mismo
funcionario, a partir de las imágenes “presumen que es marihuana”. Esto desencadena
el envío dos móviles policiales y su posterior detención. En los restantes videos la
temática es la violencia entre los jóvenes. En salidas de boliches o en el barrio, se
muestran peleas callejeras entre adolescentes. «Salvajismo en La Plata –titula América
TV– Descontrol, alcohol y drogas”. El funcionario lo define, directamente, como un
“acto de barbarie”.
videovigilancia es un mero intento por controlar (y sin efectividad comprobada) las
“pequeñas incivilidades” (Wilson y Kelling, 1982), a la vez que funciona como una gran
pancarta para anunciar con redoble de platillos que los gobiernos municipales están
haciendo algo en relación a la cuestión del delito.
Plata tuvo como objetivo comenzar a analizar algunos aspectos de estas herramientas
tecnológicas puestas al servicio del control social, cada vez con más frecuencia, en los
espacios urbanos. Más específicamente, esta investigación pretende aportar algunas
consideraciones respecto de cómo se utiliza la comunicación en torno a estas políticas
de seguridad desde los gobiernos municipales, abriendo un nuevo foco de discusión y
debate. El escaso abordaje de estas temáticas particulares en el ámbito nacional y
regional permite suponer que existe un universo de cuestiones acerca de las cuales
resultaría realmente interesante continuar indagando para intentar comprender las
lógicas que subyacen a estos sistemas de control y el rol que la comunicación cumple
en este contexto.
realizado que no buscan, de ninguna manera, presentar resultados concluyentes al
respecto sino que pretenden funcionar como un disparador y punto de partida para
avanzar en un tratamiento en profundidad de estas técnicas de vigilancia cada vez más
habituales en las sociedades actuales.
abordados en la presente tesina y acerca de los cuales se pretende seguir investigando
en futuros trabajos, con el fin de profundizar los aportes a los estudios en la materia.
En primer lugar, la investigación realizada ha estado enfocada en las lógicas y
estrategias comunicacionales detectadas en el Estado, no ahondando,
específicamente, en los efectos de estas políticas en la comunidad. Esto implica que el
estudio comunicacional que se ha realizado es un análisis fundamentalmente de la
producción de los mensajes y discursos. Un futuro trabajo podría tanto profundizar en
este enfoque como abordar la temática a partir de un estudio en recepción que
permita analizar en detalle las implicancias que la implementación de estos sistemas
tiene en la sociedad.
investigación, introduciendo los conceptos principales que guiaron el análisis y presentando el estado del arte de esta temática en el campo académico. La segunda
parte incluyó, en primer lugar, una contextualización de estas políticas de seguridad en
el plano nacional y provincial. Luego, dos capítulos se destinaron al estudio de cada
uno de los casos seleccionados: la implementación de estos sistemas y sus
consecuentes estrategias comunicacionales en los municipios de Tigre y La Plata. El
abordaje a partir de ejes temáticos transversales a ambos casos permitirá ahora
descubrir ciertos puntos de contacto y regularidades en la forma de utilización de este
tipo de herramientas de videovigilancia.
permitido entender que el sentimiento de seguridad que generan los sistemas de
vigilancia con CCTV no se logra por la presencia misma de las cámaras, sino por el
diseño de estrategias de comunicación en torno a ellas. El sujeto siente que el Estado
lo vigila y así lo protege.
analizados es que la comunicación institucional de los gobiernos municipales se torna
un componente fundamental y protagónico. En el caso de Tigre, que cuenta con un
sistema ampliamente extendido y diversificado en cuanto a los mecanismos que
utiliza, existe una continua difusión de las imágenes en las que se ha detenido a algún
delincuente. Sin embargo, cabe destacar que la detección del delito no se logra
únicamente con la existencia de las cámaras, sino que en la mayoría de los casos se da
aviso al COT por otro medio y luego las cámaras siguen los acontecimientos. Lo que
realmente llama la atención es la utilización de diversos canales para difundir estos
casos. La repetición de una serie de videos que presentan una regularidad estilística en
distintos medios, tanto diarios online como programas televisivos y redes sociales,
permite deducir que la edición y distribución de las imágenes está en manos del
municipio. En consecuencia, resulta evidente la intención oficial de difundir estos
videos para su conocimiento público, construyendo de esta forma una determinada
perspectiva respecto de “lo inseguro” y estableciendo a partir de las imágenes lo
límites de “lo permitido”.
menor cantidad de cámaras y un funcionamiento que resulta aún incipiente, la
comunicación desde el municipio apela casi exclusivamente a lo discursivo. A
diferencia de la abundancia de imágenes de Tigre, la situación de La Plata parece ser
exactamente la inversa. No se detecta un número significativo de imágenes captadas
por las cámaras de seguridad que sean distribuidas públicamente, sino que sólo unos
pocos casos son difundidos a través de la página de Facebook del MOPU, pero la
recurrencia de estas temáticas en las comunicaciones institucionales demuestran, una
vez más, que no es un tema menor para las autoridades. En este caso, coincidiendo
con el período de campaña electoral previo a los comicios a nivel nacional y municipal
de 2011, las remisiones a la videovigilancia han estado dirigidas a anunciar la
instalación de cámaras de seguridad a nivel local, como método para demostrar la
acción del gobierno en relación a una problemática que ha estado en el centro los
debates en los últimos años. De esta forma, los discursos y campañas parecen estar
más dirigidas a la administración del miedo que a la prevención del delito en sí misma.
paradoja: estar protegido es también estar amenazado. ¿Por qué debería ser más
confiable aquel que nos mira a través de las cámaras que aquel que camina al lado
nuestro en la calle o aquel con quien compartimos la parada del colectivo? En este
sentido, los mismos sistemas de videovigilancia pueden constituir una amenaza,
generar nuevas inseguridades.
siempre infinita y frustrada. Esto implica que el umbral se corre constantemente y es
imposible estar totalmente protegidos. En este sentido, cuanta más demanda de
seguridad existe, más difícil es que el Estado esté en condiciones de controlar ese
riesgo, a pesar de que se presente a sí mismo con dicha habilidad.
totalidad de la población, poniendo así a todas las personas bajo sospecha y
generando, como consecuencia, un efecto disuasivo producto de que la comunidad
sabe que está siendo vigilada, pero no puede saber en qué momento ni por quién. Esta idea que nació con la intención de “mantener bajo inspección a un número cierto de
personas” y que fue una de las características de las instituciones disciplinarias de
Foucault, es ahora puesta al servicio del Estado para el control de la totalidad de la
sociedad. La mirada vigilante está en manos de un Estado municipal, que ejerce así su
poder sobre los ciudadanos y aplica un tipo de control sistemático en espacios abiertos
que deriva en lo que hemos denominado, siguiendo a Deleuze, como “sociedades de
control”. Todos somos, en principio, objeto de observación de estos “ojos
tecnológicos” distribuidos por la ciudad.
política y vida, presente ya en Foucault y profundizada por Espósito. En este sentido, es
interesante recordar aquella diferencia entre las políticas sobre la vida y las políticas de
la vida. Se han introducido, entonces, los conceptos de biopolítica negativa y
afirmativa a fin de aplicarlos al análisis específico de la implementación de la
videovigilancia en los municipios de Tigre y La Plata. Como se ha ya expresado, la
primera de ellas remite a un tipo de relación con la vida desde el exterior, con posesión
de ella y ejerciendo la violencia. De esta forma, fragmenta al bíos en varias zonas a las
que se atribuye valores diferentes y genera así subordinación de unas a otras. La
normalización se produce de forma violenta y se excluye lo definido como “anormal”.
La biopolítica afirmativa, en cambio, establece una relación productiva entre el poder y
los sujetos, buscando la expansión y potenciación de estos últimos. De acuerdo a estas
definiciones, los sistemas de monitoreo público urbano podrían ser considerados como
una herramienta para la implementación de una biopolítica negativa desde el Estado,
ya que la aplicación de un control permanente sobre los sujetos a través de las
cámaras de seguridad los coloca en un nivel de inferioridad ante el poder del Estado
ejercido desde afuera. De alguna manera, se apropian de la vida cotidiana de los
sujetos, al regularla y condicionarla mediante una vigilancia continua que tendrá
efectos sobre la subjetivización de los mismos. Pero, al mismo tiempo, estos sistemas
se combinan con mecanismos de prevención del delito con participación de la
comunidad, los cuales se podría decir que se acercan más al concepto de biopolítica
afirmativa, dada la interacción que se genera entre el Estado y los ciudadanos, que son colocados en este caso en un rol presentado como protagónico. En este sentido, se
podría decir que se produce una superposición de ambas biopolíticas, aunque está
claro que, por el nivel de concentración del poder, el rol del Estado y de los vecinos no
puede ser equiparado de ninguna manera. Una de ellas, la que actúa desde el exterior
imponiendo su poder y reduciendo a los sujetos a mera “materia viviente”, objetos de
atención en nuestro caso, se presenta como dominante. De la otra, en cambio, que
busca la potenciación de los sujetos a través de su relación productiva con el poder,
podría decirse que recién comienzan a asomarse algunas señales.
de este tipo de herramientas de control implica una cierta forma de tratamiento de la
inseguridad, que no apunta a resolverlo desde sus causas con un enfoque social, sino
que evidencia un discurso eficientista acerca del problema del delito. Es decir, no hay
una preocupación por sus motivaciones, sino que las acciones están orientadas a
buscar soluciones inmediatas en el escenario actual, entendiendo así al delito como un
hecho aislado y sin tomar en consideración su contexto social. Y, a pesar de que el
intendente municipal de Tigre exprese con insistencia que “la seguridad no es de
derecha ni de izquierda”, lo cierto es que el tipo de políticas adoptadas en relación a
esta problemática deja en evidencia una manera de entender la cuestión de la
(in)seguridad. En este sentido, estas herramientas están enfocadas en la persecución
de disturbios callejeros y ponen la atención en las “pequeñas incivilidades” que fueron
eje del Realismo de Derecha y a las que ya hemos hecho referencia en varias
oportunidades del presente trabajo. El tipo de delitos captados por los sistemas de
videovigilancia demuestra que los mismos están destinados a mantener el orden
público, buscando no sólo evitar hechos delictivos sino también controlar ciertas
“irregularidades” sociales como la mendicidad, el alcoholismo, las adicciones y la
prostitución, consideradas todas ellas “situaciones de riesgo”. De la misma manera,
hemos hecho referencia a la focalización de este tipo de dispositivos tecnológicos en
los jóvenes como potenciales disturbadores del orden público. Estas políticas apuntan,
así, a controlar a los adolescentes como estrategia para evitar que se conviertan en
delincuentes. Este aspecto del estudio realizado nos ha permitido alcanzar una idea bastante acabada de cuál es la concepción de delito y comenzar a esbozar las lógicas
que subyacen a estos sistemas de monitoreo público urbano con CCTV.
imágenes han sido un elemento central. Y es que estas imágenes captadas por los
sistemas de monitoreo y puestas a disposición de la comunidad cumplen también un
rol central en la construcción tanto del espacio público como de los propios sujetos. En
primer lugar, hay que recordar que el espacio público es, justamente, el lugar de
emergencia de los sujetos, donde tanto los actores como la política misma cobran
forma. Así, la intervención de estos dispositivos de control tendrá inevitablemente una
consecuencia sobre la delimitación del mismo y, por ende, en la forma en que los
sujetos asuman sus roles. En este punto, el papel de las imágenes en circulación es
realmente central. Por un lado, por el acceso a visualizar a la ciudad en que vivimos de
una manera que pretende ser total y mediada por unos “ojos tecnológicos” que,
emulando a nuestros propios ojos, intentan ser transparentes. Por otro lado, porque,
como expresa Ferrer, estas tecnologías de la visión insertadas en la vida cotidiana fijan
formas en lo visible, regulando la voluntad de ver y orientando la atención. El poder de
turno hace uso, entonces, de la “máquina visual” para potenciar su impulso y sesgarla
con cierta intencionalidad propia. Es importante remarcar que, de esta intervención,
surge un recorte de las imágenes a las cuales tendremos acceso. Y, como
consecuencia, esa selección tendrá un impacto en la construcción del espacio y los
sujetos a la que ya hemos hecho referencia. Así, las imágenes presentan con cierto
nivel del polaridad los roles de los sujetos sociales: por un lado, los delincuentes; por
otro, las víctimas. Pero, claro está, esta selección no es azarosa, ya que controlar la
percepción significa fundar una soberanía política y, en este sentido, especial atención
prestarán quienes disputan el poder por ubicar su “verdad visible” como realidad
legitimada. En nuestros casos de análisis, este poder está en manos de los Estados
municipales, dueños de las imágenes y decisores de lo que debe ser mostrado (y bajo
qué forma).
ha sido la intervención de los medios de comunicación en la implementación de estos
sistemas de monitoreo. Porque la reproducción tanto de los discursos oficiales como
de las imágenes en los medios masivos les otorga a estos últimos un rol central, por
mediar la relación entre el Estado y la ciudadanía, por un lado, dejando su propia
huella en lo que se transmite, y por participar activamente en la formación de opinión
pública.
tenido históricamente incidencias en la manera misma en que se entiende el
problema. Tiscornia (1993) agrega, incluso, el tema acerca de la intencionalidad
política en exhibir las noticias o crónicas policiales para provocar en el público una
reacción prevista. En un contexto diferente al de la actualidad, la autora planteaba que
más allá del rol global que pueden cumplir los medios gráficos y electrónicos como
herramientas de propaganda de los sectores dominantes, se estaba produciendo en la
época cierto desplazamiento temático en relación a la noticia del delito. Las clásicas
noticias que configuraban las campañas de ley y orden estaban dejando lugar a
noticias sobre el abuso, la negligencia y corrupción de la fuerza policial. Hoy cabe
preguntarse si no se está produciendo un retorno hacia esa tendencia de los medios a
mostrar –a través de cierta forma de contar las noticias policiales– que el crimen
existe, pero que está controlado. Es decir, a partir de la exhibición de las imágenes
capturadas por los sistemas de videovigilancia, el municipio parece volver a ubicar con
centralidad no sólo el rol de la represión aleccionadora, sino también la cuestión del
control constante del desorden que se ha vuelto protagónica en nuestros días. De esta
forma, el municipio intenta ser reconocido como el dador de esa protección y
seguridad reclamada por la comunidad.
modelan el conocimiento que los sujetos tienen de la realidad. A pesar de que las
crónicas periodísticas, y las imágenes de la videovigilancia en nuestro caso, sean
asumidas como reflejo de la realidad, se ha expresado ya que las mismas son producto
de una construcción. Esta ilusión oculta también, de alguna manera, las relaciones
entre los medios y las instituciones de control social. En este sentido, el estudio de las fuentes de la información es un punto crucial, que ha quedado evidenciado en el
análisis de ambos casos seleccionados. En Tigre, por un lado, la conexión entre las
difusiones realizadas institucionalmente desde el municipio y las noticias publicadas
por los medios locales (principalmente Infoban y Zona Norte Diario) ha develado una
estrecha relación entre la gestión de gobierno, como fuente de la información, y estas
empresas mediáticas. En muchos casos, como se ha mencionado previamente, los
textos oficiales y los correspondientes a los medios de comunicación son exactamente
los mismos. En el análisis de La Plata, por otro lado, esta temática se ha convertido en
uno de los ejes de la campaña electoral del actual intendente rumbo a su reelección.
De esta forma, se ha resaltado el poder simbólico de los funcionarios públicos de
primera línea para definir la agenda mediática y en la centralidad de las instancias
gubernamentales por contar con el monopolio de la información legítima.
el público objeto de observación conozca de la existencia de las cámaras, esté atento a
la mirada vigilante del Estado. En este sentido, se pudo verificar en el presente análisis
el rol protagónico que cumplen tanto la comunicación institucional que se realiza
desde el Estado mismo como las reproducciones de la información operadas desde los
medios masivos de comunicación. Por un lado, es preciso que la sociedad toda sea
consciente de que este panóptico social lo pone bajo vigilancia permanente para
lograr, así, un efecto disuasivo en los potenciales causantes de delitos. Pero,
fundamentalmente, lo que importa a los gobiernos locales es el valor simbólico que
tienen estos sistemas para generar en los ciudadanos una conciencia acerca del rol
protector del Estado y un reconocimiento de la existencia de acciones desde la gestión
orientadas a atender la cuestión del delito.
para que estos sistemas de videovigilancia puedan cumplir sus objetivos y es la
herramienta estratégica a disposición de los gobiernos locales.
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noviembre de 2010. Disponible en: http://www.youtube.com/user/policialestigre#p/u/50/chseDanKsYU.
15 Sitio web del Centro de Operaciones Tigre y el Plan Alerta: www.alerta.tigre.gov.ar
presentadas como oficiales, relacionadas al sistema de monitoreo. Una de ellas
www.facebook.com/alertatigre brinda toda la información institucional y permite la realización de
denuncias, como ya se ha explicado. Otra de ellas, bajo el nombre “cámaras de seguridad del municipio
de Tigre”, pone a disposición de los vecinos una gran cantidad de videos captados por el sistema de
videovigilancia.
18 “Tigre: una mochila con sorpresa”, 19 de julio de 2011. Disponible en
http://www.youtube.com/watch?v=BWBpDrY58yA
Disponible en http://www.youtube.com/user/policialestigre#p/u/26/gkgLjNcpBYw
20 “Las cámaras lo limpiaron”, 17 de enero de 2011. Disponible en
http://www.youtube.com/user/policialestigre#p/u/41/fjHVwwiTH0w.
21 Datos tomados a octubre de 2011, fecha de presentación del presente trabajo.
http://www.youtube.com/user/policialestigre#p/u/46/JLEGK2lb9So
actualmente se emite entre las 22 y las 23.
programa top de la señal América TV por su nivel de rating. (Fuente: IBOPE).
limpiavidrios delincuente”, “Tigre: colectivero alertó con botón de pánico y atraparon a violentos con las
cámaras”, “Tigre: descontrolado en colectivo es atrapado por botón de pánico”. Todos los videos y
textos están disponibles en www.youtube.com/user/policialestigre
inauguraciones de obras públicas durante las dos semanas previas a los comicios.
objetivo tanto del Consejo Escolar como de los funcionarios municipales es que el monitoreo de estas cámaras se centralice también en el MOPU.
35 “Instalarán cámaras de seguridad en 26 escuelas de La Plata”, en Diario El Día, 6 de agosto de 2011.
37 “Critican el funcionamiento del sistema de Monitoreo Urbano”, en Diagonales, 15 de mayo de 2011.
38 “Horizonte de debates intensos”, en Diario El Día, 30 de abril de 2011.
40 Entrevista a Juan José Rivademar, Director del Monitoreo Público Urbano. “Cómo funciona el sistema de Monitoreo Público Urbano en la ciudad de La Plata”, diario Democracia.com, 16 de enero de 2010. Disponible en http://www.diariodemocracia.com/diario/articulo.php?idNoticia=18402