Dios Said coordina un área de apoyo a las investigaciones penales en el Ministerio Público Fiscal, desde la cual analizan imágenes de cámaras de seguridad a pedido de las fiscalías. Entre 2011 y 2015, trabajó en el Ministerio de Seguridad de la Nación, especializándose en el uso de estos dispositivos. En la entrevista brinda detalles de cómo funcionan hoy los sistemas de monitoreo en la ciudad de Buenos Aires y profundiza en las potencialidades y limitaciones de estas políticas.                                                       

Por Vanesa Lio

Dadas las demandas de las fiscalías, una de las áreas en las que se focalizan en el área del Ministerio Público Fiscal que coordina Ricardo Dios Said es la de imagen y video. Desde allí, no sólo gestionan los pedidos de imágenes de cámaras de seguridad, sino que también visualizan y analizan el material fílmico. Su experiencia con el uso de cámaras de seguridad en el espacio público comenzó en el Ministerio de Seguridad de la Nación. Como coordinador de Fiscalización de las Instituciones Policiales y de Seguridad, participó en el diseño y puesta en marcha del programa Buenos Aires Ciudad Segura (BACS), a través del cual se instalaron 1200 cámaras de seguridad en la ciudad, y coordinó la supervisión de los centros de monitoreo creados en ese marco. Desde 2012, como Director Nacional de Articulación y Enlace con los Poderes Judiciales, se ocupó de brindar asistencia y asesoramiento a las fiscalías sobre las herramientas tecnológicas con que contaba la Policía Federal.

En la Ciudad de Buenos Aires existen dos sistemas de monitoreo del espacio público. Uno de ellos instalado por el gobierno de la ciudad y que en su momento monitoreaba la Policía Metropolitana. El otro corresponde al programa BACS del Ministerio de Seguridad de la Nación. ¿Estos sistemas se superponen o se pensaron complementariamente?

Si vos analizás las cámaras que puso el Ministerio de Seguridad de la Nación es como una franja central de la Ciudad de Buenos Aires. Había dos conceptos: por un lado, el mapa del delito, con información de las mesas de seguridad barriales; por otro, no pisarse con las cámaras que ya había instalado la entonces Policía Metropolitana. En algunos lugares se pisaron pero si vos ves el mapa te das cuenta que no están en el mismo lugar y el criterio de la Metropolitana había sido más bien lugares de tránsito y lugares de gran circulación de gente. Eran dos conceptos diferentes, entonces en algún punto se complementaban. Actualmente la Policía de la Ciudad contiene las dos, lo que era nacional y lo que era Metropolitana. Entonces hoy está centralizado ahí.

A partir del traspaso de la policía a la Ciudad de Buenos Aires, entonces, los dos sistemas de monitoreo se fusionaron.

Sí, se fusionaron en términos de gestión, pero no en términos informáticos. Y además hay otro tema en relación con eso. El Ministerio de Seguridad de la Nación instaló 1200 cámaras de una alta calidad de tecnología, son 300 puestos con 4 cámaras cada puesto. Bueno, eso que tiene una calidad de imagen tremenda, que era visualizado en cinco centros de monitoreo por personal policial, hoy no se está mirando. Los centros de monitoreo que se habían inaugurado en la gestión anterior están cerrados. O sea, la puerta está cerrada y nadie lo está mirando. Tiene acceso la Policía de la Ciudad a través de una computadora. Eligen una cámara de esas 1200 y la pueden mirar desde un lugar remoto. Y si un juez o fiscal le pide una imagen a la Policía de la Ciudad, esa imagen está grabándose y la tienen disponible. O sea, para la investigación se sigue utilizando pero no hay un monitoreo permanente para detectar en el momento situaciones de riesgo o de crisis o lo que sea. No hay gente mirando esas 1200 cámaras. En su momento había personal policial mirando las imágenes las 24 horas y desde el Ministerio de Seguridad se controlaba ese trabajo. Las cámaras tienen dos funciones: prevención e investigación. La función de prevención no la están cumpliendo. La Policía de la Ciudad mira solamente las cámaras que instaló el gobierno de la ciudad.

¿Y qué pasó con esos centros de monitoreo y con el personal que trabajaba ahí? 

¿Qué pasó con eso? Esto entró en crisis a través del traspaso de la policía. El traspaso de las competencias federales en la ciudad de Buenos Aires a la Policía de la Ciudad está lleno de problemas. No explota nada porque son muchos líos burocráticos. Uno de ellos es esta consecuencia. Se tironearon para ver quién se quedaba con eso y finalmente lo entregaron pero al día de hoy, si yo le pido a la Policía Federal Argentina un requerimiento de imagen, también me lo manda. Ellos todavía tienen acceso. Si lo pensás, en términos teóricos, son cámaras que están en la ciudad y no está mal que se pasen a la ciudad. La Policía Federal no está viendo cámaras de Morón. El tema es que la Policía de la Ciudad no se está ocupando de monitorear esas cámaras.

¿Por qué se tomó esa decisión?

No lo se. Fuimos a ver al responsable del Centro de Monitoreo de la ciudad y le pregunté dónde veían las cámaras que instaló el Ministerio de Seguridad de la Nación. “No, están cerrados los centros de monitoreo”, me contestó. “Decime qué cámara querés ver y la pongo online y la vemos. Si me piden las imágenes, un juez o un fiscal, tengo la capacidad de grabarlas y dárselas, pero no las estamos viendo”. Es una inversión multimillonaria que se hizo y son recursos del Estado que no se están usando.

¿Y cuál es la justificación?

No, es que no tienen. No está resuelto el traspaso en términos políticos-administrativos y no han decidido qué personal va a entrar a esos centros de monitoreo a prender las computadoras y empezar a verlas.

¿El personal que se dedicaba a eso hoy está en algún otro lugar trabajando?

Esa policía no se transfirió, porque los que monitoreaban eran de la Superintendencia de Comunicaciones, que no se transfirió casi nada. Estarán haciendo otro laburo en la Policía Federal Argentina. Ese puede ser parte de este problema.

Que no tengan personal para monitorear las cámaras…

Sí. Y además ellos tienen una concepción de que son civiles los que tienen que mirar y eso está pensado para policías. Entonces ahí creo que hay algunas definiciones que tienen que tomar pero mientras tanto…

En relación al uso de cámaras de seguridad en el espacio público, hoy la mayoría de los gobiernos o políticos de turno, más allá del partido político al que pertenezcan, están proponiendo la utilización de estas tecnologías para la seguridad. ¿Cómo fue en el inicio de estos programas? ¿Había discusiones o cuestionamientos?

Había tensiones, los problemas que tiene esto por el derecho a la intimidad, el pueblo controlado, la ciudad vigilada. Pero yo creo que es una batalla ganada un poco por todos los sectores políticos. Al principio parecía que era desde otro sector político que se proponían estas cosas pero yo te soy sincero, yo no estoy en contra de las cámaras. Me parece que genera un montón de posibilidades de prevención, en algunos casos, y sobre todo de investigación. A la hora de investigación criminal es algo que no podemos descartar. Yo a esta altura de mi vida no podría decir “no hay que poner cámaras”. Sí podría entender que hay otras cosas que pueden ser más importantes que una cámara pero eso no quiere decir que no la utilizaría como un recurso.

La pregunta es hasta cuándo seguir colocando cámaras…

Sí, eso es cierto. Como con la policía, te preguntás ¿dónde pongo un policía? ¿un policía en cada esquina, en cada cuadra? Es cierto pero creo que tiene que ver con qué uso hacés de las cámaras y de las imágenes también. Con muchos cuidados y con la utilización de filtros que te permite la propia tecnología, yo estoy a favor de las cámaras.

En términos de prevención, ¿en qué sentido sirven?

En términos de prevención yo creo que hoy hay menos resultados efectivos. No lo tengo en claro, no se puede mostrar mucho. Yo creo que como todo, y sobre todo en seguridad, el tema es qué lineamientos políticos le das vos al uso de las herramientas que hay. Tanto al uso de las fuerzas, al uso de las cámaras, al uso de los dispositivos electrónicos, el desplazamiento del personal policial. Yo pondría mucho más la discusión en qué hace la policía y no en qué tiene o qué no tiene. El tema es no usarlas para control social, esa cosa de estar persiguiendo la marginalidad, los pibes que están pidiendo una moneda. En eso sí yo creo que es un riesgo la utilización de cámaras. Pero sí me parece posible, como algo utópico, utilizarlas para un proyecto de seguridad diferente. Y ahí es donde yo estoy de acuerdo.

En relación a la investigación, ¿en qué cantidad de procesos judiciales o penales se utilizan este tipo de imágenes?

Yo creo que creció exponencialmente eso. Si es en la vía pública, no hay causa que no se pida una imagen. En la Policía de la Ciudad tienen una cantidad enorme de pedidos por mes, creo que 10.000 por mes más o menos.

¿Y de esos cuántos después tienen realmente una incidencia en los procesos?

Es una muy buena pregunta pero creo que no hay estadísticas sobre eso. Porque ese dato se pierde. A ver ¿quién debería hacerlo? ¿La justicia o quién tiene la imagen? Si es la policía debería preguntar a esos 10.000 por mes si esa información fue útil. No estaría mal como política pública hacer algo así. Otro camino por el que sería más difícil juntar la información, por ejemplo, sería que la Procuración General preguntara a todos los fiscales qué efectividad tiene el pedido de cámaras. No estaría mal hacer algo así alguna vez. Yo creo que ahí vas a tener un porcentaje muy bajo.

¿Sí?

Sí… y ahí tenés problemas de que no se ve el hecho, por ejemplo. La calidad de imagen de las cámaras que a veces no son para nada buenas. Con los domos tenés el problema de que la cámara va girando, gira todo el tiempo. Si nadie la está mirando en el momento en que sucede un hecho –porque un operador tiene asignadas muchas cámaras y va rotando– tiene que justo haber estado orientada en esa dirección la cámara. Entonces cuando pedís la imagen de una cámara podés reconstruir el hecho pero no es muy sólido. Si justo pasó y justo alguien estaba mirando, podés ver algo quizás. Para lo que sí ayuda es para ratificar o descartar algunos relatos de los involucrados.  Es un indicio más.

El tema es cuántos casos son…

Y cuánto estás vulnerando la intimidad de las personas para encontrar un caso.

 


Imagen: By Alestivak (Own work) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons.